Ayer les advertía que los ingleses sacarían el Peñón, como han sacado la frontera entre las dos Irlandas, barriendo para casa. No han pasado 24 horas y protestan porque la Unión Europea empieza a poner en documentos que se refieren al brexit la nota «Gibraltar es una colonia, a la luz de relevantes resoluciones de la Asamblea General de la ONU». «Algo inaceptable», advierten los ingleses con ese gesto tan british de alzar el mentón. Como no quiero perder el tiempo discutiendo con mentirosos hago lista de los hechos que lo certifican.
Las resoluciones
1541-XV y 1514-XV (1960) de la Asamblea General de la ONU establecen los principios de descolonización de los territorios no autónomos y un año después crea un Comité especial que pide a las potencias coloniales la lista de los territorios que administran. Londres incluye a Gibraltar entre los suyos. O sea, admite que es una colonia.
En 1963 comienza en el Comité (llamado de los 24 por el número de sus miembros) el debate sobre Gibraltar. Pronto se comprueba que no es una colonia cualquiera porque sus habitantes no quieren descolonizarse, quieren seguir bajo la metrópoli. El debate se prolonga hasta 1967 y será zanjado por la resolución 2353-XXII de la misma Asamblea según el que «Gibraltar tiene que ser descolonizada por conversaciones entre los gobiernos de España y el Reino Unido», declara inválido el referendo celebrado en la Roca y advirte que «toda descolonización que rompa la unidad e integridad territorial de un país va contra los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas».
Siguen décadas de forcejeos, incluido el cierre de la Verja, sin resultados.
La próxima vez que Gibraltar emerge internacionalmente es cuando España ingresa en la Unión Europea, tras haber aceptado que Gibraltar es «un territorio europeo cuya política exterior lleva un Estado miembro», que podía aplicarse tanto a España como al Reino Unido. Y así ha estado hasta el brexit, que causó enorme alarma en el Peñón. Pues si el Reino Unido sale de la UE, sale también Gibraltar, una mera colonia. Que es lo que ahora recuerda Bruselas. Pero los ingleses no serían ingleses si lo aceptasen. Quieren que la UE siga defendiendo ese nido de contrabandistas y dinero negro. ¿Y saben qué es lo peor? Que en España haya quienes les apoyan.