La reforma del sistema de financiación autonómica no se va acometer en esta legislatura. Es algo que ya tiene asumido el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Durante la sesión de control celebrada ayer llegó a reconocer que «estamos donde estábamos», pero da por bueno el camino que ahora se da cariño a los valencianos.
Como prueba de este afecto, el presidente concretó ayer que en las próximas semanas se producirá la visita de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para entrevistarse con el presidente de la Generalitat y con los agentes sociales de la Comunitat Valenciana.
Defendió que no se puede exigir al Gobierno que en ocho meses haga lo que otros no han hecho en ocho años. «La exigencia debe ser máxima, y aunque no estamos en la arcadia feliz, se han tomado medidas positivas».
Recordó también que ya ha remitido sendas cartas a las ministras de Hacienda y Economía para pedir la convocatoria de la comisión para la negociación política de la reforma del sistema de financiación autonómica y la condonación de la deuda regional derivada de la infrafinanciación.
El presidente tuvo ayer que volver a defenderse de las críticas de su socio de Gobierno. El portavoz de Compromís, Fran Ferri, defendió la necesidad de la reforma de la financiación y aseguró que su grupo no pedirá «perdón por reivindicar lo que es justo». Además, rebuscó en las cifras de las cuentas propuestas por el Gobierno de Pedro Sánchez y afeó al Ejecutivo socialista que únicamente haya previsto 1,2 millones de euros para la educación de cero a tres años, mientras que el Gobierno valenciano ha invertido 51 millones. También criticó que los Presupuestos no cuenten con el dinero necesario para cubrir el 50 por ciento de la Ley de Dependencia- se queda en el 18 por ciento- y insistió en que hay que iniciar ya la reforma del modelo de financiación. Para suavizar el bofetón que Compromís daba un día más a los socialistas finalizó diciendo: «¡Larga vida al Botànic!»
«Feminismo de boquilla»
La portavoz del PP, Isabel Bonig, acusó a Puig de defender «un feminismo de boquilla» y de utilizar el drama de la violencia machista, y le instó a que defienda la prisión permanente revisable para los autores de crímenes de violencia machista. Puig rechazó con rotundidad esta propuesta.