El abogado Manuel Casanova, impulsor de la disputa de la Copa América de vela en aguas del puerto de Valencia, falleció ayer a los 87 años de edad. Casanova, dedicado durante toda su vida al mundo de la náutica, fue presidente del Club Náutico de Valencia (RCN) durante casi un cuarto de siglo a partir de 1984.
Como conocedor del deporte de la vela, en los primeros años del siglo XX llevó adelante la iniciativa de que la America's Cup celebrara una edición en Valencia, que finalmente se disputó en 2007, ya que fue quien trasladó a las autoridades locales y autonómicas la importancia de esta competición.
Bajo su etapa presidencial, el club náutico valenciano cambió su ubicación al construirse sus nuevas dependencias en una zona más amplia, donde se encuentra actualmente.
Figura muy respetada en el mundo de la empresa, la abogacía y la vela, Casanova se despidió de su cargo como presidente del club náutico para dar paso a los «más jóvenes y mejor preparados». Decía entonces, hace ya diez años, que «no es bueno perpetuarse en el cargo».
De su trabajo en este campo lo que más le hacía sentirse orgulloso era el haber colaborado al engrandecimiento del club y haber contribuido a la elección de Valencia como sede de la competición náutica más importante del mundo. Recordaba la primera vez que tuvo contacto con la Copa América, allá por el año 95, cuando logró «arrancarle» a Joan Lerma (entonces presidente de la Generalitat) nada menos que 400 millones de pesetas para presentar el primer desafío español de Copa América.
Doce años después asistía como invitado de honor al evento que puso a Valencia en el mapa del deporte náutico. La 32 edición de la America's Cup supuso un antes y un después para la ciudad y que fue posible gracias a sus gestiones con el multimillonario suizo Ernesto Bertarelli. Lo demás ya es historia de Valencia.
Ayer, tras conocerse la noticia, el Club Náutico lamentaba el fallecimiento de Manuel Casanova, «una figura fundamental en el desarrollo de la vela en Valencia y en el crecimiento del RCN Valencia, al que logró convertir en una de las instituciones náuticas más importantes del mundo. Manel fue un gran presidente para nuestro club con grandes proyectos que supo hacer realidad, y sobre todo fue un gran amigo que nos dio lo mejor de sí mismo tanto en lo personal y como en lo profesional. Contaba con una gran inteligencia y una capacidad de trabajo extraordinaria, que combinaba con serenidad, prudencia y discreción, pero al mismo tiempo con osadía, resolución y determinación.
Supo gestionar un Real Club Náutico de Valencia con recursos limitados hasta convertirlo en lo que es hoy, uno de los clubes con mayores instalaciones y servicios de Europa. Su don de gentes y su facilidad para las relaciones humanas le hicieron mantener grandes relaciones con instituciones como la Armada Española y la Familia Real, y a convertirse en una de las personas más conocidas y respetadas de Valencia».
