Novac Djokovic saltó a la pista con la intención de acabar el partido por la vía rápida. Lejos de los partidos en las rondas previas, en las que el serbio sufrió más de lo deseado para ganar sus partidos, en la semifinal contra Lucas Pouille fue una auténtica apisonadora y sólo cedió cuatro juegos para imponerse por un contundente 6-0, 6-2 y 6-2.
De esta manera, el serbio se volverá a cruzar con Rafa Nadal por la disputa de un Grand Slam. El español, con una nueva versión de su saque, menos decisivo pero más efectivo, llega a la final del domingo sin hacer cedido un sólo set en todo el torneo y sin haber perdido su servicio en ninguno de los últimos cinco partidos. Nadal vuelve a optar al título en Melbourne, 10 años después de su única victoria en Australia, cuando en 2009 se impuso de forma épica a Roger Federer en cinco sets.