No sólo a los ciudadanos británicos les afectará el Brexit que, en principio, hará que desde el 30 de marzo Reino Unido deje de ser oficialmente ya miembro de la Unión Europea. A miles de kilómetros de distancia, la decisión de las islas de «romper puentes» de unión con el Viejo Continente tiene repercusiones también en España y, por supuesto, en Castilla y León. Entre los afectados directos, las empresas, a la espera de si se aprobará una salida blanda o abrupta que no dé tregua a un periodo transitorio de 21 meses hasta el fin de la aplicación del derecho comunitario en las transacciones.
Y no son pocas. En 2015, los datos cerrados las cifraban en más de 400, tras años de continuo crecimiento en la nómina. Las hay de todo tipo y de los sectores más diversos, desde el vino y la automoción a los productos farmacéuticos, las tradicionales yemas de Santa Teresa, las hortalizas o las sillas de montar... No en vano, según los datos que maneja la Junta, es el quinto socio comercial más importante con el que las firmas con sede en la Comunidad cierran operaciones. Sólo en los diez primeros meses de 2018 -últimos datos oficiales-, el volumen de lo pasaportado ha superado los 1.155 millones de euros. Tras tocar el techo de cerca de 1.450 millones vendidos en 2016, precisamente el año en que en junio los británicos votaron «sí» al Brexit, en 2017 las exportaciones cayeron hasta rozar los 1.210 millones de euros.
Más de 42.000 operaciones
Reino Unido figura entre los seis países en los que en 2017 -último ejercicio con datos completos cerrados oficialmente- las exportaciones desde Castilla y León superaron el millón de euros, en un ranking en el que Francia destaca sobre el resto, con productos vendidos por más de 3.866 millones. Bélgica, Italia y Marruecos son los otros tres que también están por delante, con volúmenes que oscilan entre los 1.244 millones y los casi 1.500.
En total, entre enero y octubre del pasado ejercicio, los más de 1.155 millones vendidos correspondieron a las 42.545 operaciones cerradas por empresas de la Comunidad con operadores británicos, según la Base de Datos de Comercio Exterior de las Cámaras de Comercio de España.
Por provincias, Valladolid es la que mantiene un mayor flujo comercial con el Reino Unido. Casi uno de cada cuatro euros facturados desde Castilla y León corresponden a productos con sello vallisoletano (por más de 458 millones de euros). Destaca también la posición de Burgos, que con ventas superiores a los 324 millones acapara el 28 por ciento del total. Completa el pódium Palencia, con exportaciones rumbo a la tierra del Brexit por cerca de 200 millones de euros. Entre las tres acaparan el 85 por ciento del total (más de 983 millones), aunque todas las provincias cuentan con empresas que han encontrado compradores con quien sellar relaciones en inglés. La que menos en los diez primeros meses de 2018 fue Zamora, que no llegó a los 4.300 millones vendidos; precedida por Segovia con poco más de 6.000 y Ávila, unos 8.300 millones.
Las más rentables resultaron ser las ventas con el «made in Burgos» en la etiqueta: poco más de 1.700 operaciones que sobrepasaron en total los 324 millones de euros, lo que arroja que cada una supuso una facturación media de 189.000 euros. Muy por encima del promedio de Valladolid, la que más contratos firmó: casi la mitad del total -21.763- se hicieron con esta provincia, por un valor medio de unos 21.000 euros.
En tierras burgalesas destaca la actividad comercial vinculada a los productos farmacéuticos, que se comercializaron por más de 214 millones de euros. De hecho, éste está entre los tres sectores que más activa las relaciones comerciales de Castilla y León y el Reino Unido (226,6 millones facturados hasta octubre), con Burgos como principal vendedor. Aunque es la automoción la que más mueve, superando los 357 millones en los diez primeros meses del pasado ejercicio; seguida por el capítulo de maquinaria, con más de 296 millones facturados.
Unos sectores que hacen que Valladolid y Palencia, junto con Burgos, estén entre las tres provincias con más actividad comercial con Reino Unido.
Aunque la demanda británica de productos hechos en Castilla y León abarca los más diversos sectores e incluye animales vivos, lácteos, plantas, hortalizas, cereales, carnes, pescados, artículos de confitería, bebidas, abonos, plásticos, caucho, papel y cartón, vidrio, armas o muebles.
Importaciones
La relación comercial de Castilla y León con el Reino Unido no es sólo de ida. También hay productos fabricados allí que se reclaman desde la Comunidad, aunque la balanza comercial arroja un saldo positivo para la región, que exporta a las islas casi el doble más de lo que importa. A menos de 650 millones de euros asciende el valor de los comprado entre enero y octubre de 2018 a través de 25.536 operaciones al que es también el quinto socio comercial para cerrar adquisiciones, tras Francia, Alemania, Italia y Portugal. Un volumen de compras que en 2017 cayó ligeramente respecto al ejercicio anterior -cuando los británicos dijeron en referéndum «sí» al Brexit-, pasando de más de 733 millones euros a unos 631.
Por provincias, en general son las más exportadoras también las más importadoras, aunque en este caso con Burgos a la cabeza y compras que rozaron los 300 millones euros, seguida por los cerca de 207 pagados desde Valladolid. Aunque completa el pódium Salamanca, desde donde salieron 134 millones para abonar productos británicos. Por contra, Palencia, que está entre las que tres que más venden figura también entre las tres que menos compran (por poco más de 5,3 millones), sólo por delante de los aproximadamente cuatro millones pagados desde Segovia y Soria.
También los productos farmacéuticos (cerca de 213 millones), la automoción (89,7) y la maquinaria (casi 83 millones) son los principales sectores que mueven las importaciones hacia Castilla y León desde el Reino Unido, cuya relación se podría ver afectada por los posibles aranceles que se implanten con su salida de la Unión Europea.