-
El 22 de enero de 1963 el entonces canciller alemán, Konrad Adenauer, y el presidente francés, Charles De Gaulle, firmaron el que pasó a la historia como el Tratado del Elíseo. Un nuevo fundamento de las relaciones bilaterales franco-alemanas que marcó la reconciliación entre los dos países tras la II Guerra Mundial y que desde entonces, y a amén de una serie de encuentros bilaterales, selló una amistad entre dos países anteriormente hostiles, al mismo tiempo que sentó las bases para una estrecha cooperación bilateral y una mayor integración europea. Mucho ha cambiado Europa desde entonces. La salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), prevista para el 29 de marzo próximo, o la irrupción de los populismos, han obligado a refundar un documento que, aunque recibe el nombre de Tratado de Aquisgrán, muchos ya lo conocen como el Tratado del Elíseo 2.0. Un acuerdo «necesario» para dar un nuevo impulso a la UE, según reconoció Angela Merkel durante este fin de semana.
«Trabajamos en Europa, queremos dar un nuevo impulso a la unidad europea», afirmó la canciller germana a través de un videomensaje. Aquel primer tratado hace 56 años apuntaló «los vínculos de amistad» entre ambos países –prosiguió Merkel– para recordar que dicha relación no podía por entonces «darse para nada por consabida», por producirse entre dos países que «durante siglos habían estado entre sí en guerra».
«El mundo ha cambiado y necesitamos un nuevo tratado que consolide los fundamentos del [Tratado] del Elíseo», afirmó Merkel, para añadir que éste nuevo documento bilateral será «complementado» por una lista de proyectos comunes destinados a mostrar que Alemania y Francia «seguimos impulsando Europa conjuntamente».
París y Berlín son aliados sólidos, tanto a escala bilateral como multilateral, recuerda la canciller alemana, para quien dicha estrecha relación es necesaria para hacer frente a los «desafíos globales» actuales, tanto en lo económico, como en lo político y cultural. Una velada alusión al creciente proteccionismo de la Administración del presidente Donald Trump.
El ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Heiko Maas, aseguró al medio local Redaktionsnetzwerk Deutschland que el nuevo tratado se convertirá en un emblema contra el nacionalismo y representará una gran oportunidad para ambos países. «En un momento en el que los populistas hablan otra vez del egoísmo nacional, también nosotros nos unimos con un claro compromiso: una cooperación más estrecha funciona no a expensas de nuestra soberanía, sino que nos hace más fuertes», dijo Maas, quien añadió que «se trata de defender una Europa fuerte y empoderada, un mundo pacífico y un orden basado en reglas».
La firma del nuevo tratado tendrá lugar mañana en la sala de coronación del Ayuntamiento de Aquisgrán, ciudad junto a las fronteras con Países Bajos y Bélgica. Su propósito es renovar los acuerdos bilaterales en materia de seguridad, cooperación económica, investigación o tecnología e incluirá asimismo cuestiones de política exterior, educación, cultura, cambio climático y medioambiente y sociedad civil. Los dos países también acordaron fortalecer la cooperación militar, incluyendo el diseño de una unión de defensa europea. Francia apoya la petición alemana para obtener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Desde París no se oculta cierta decepción en la renovación de los votos entre Francia y Alemania. «El resultado del tratado no es malo, pero tiene mucho menos compromiso del que hubiésemos querido», señaló ayer una fuente del Elíseo a la prensa francesa, mostrando una realidad en tono prosaico. Los días previos a la firma en Aquisgrán han destacado por la cantidad de «fakenews» (noticias falsas) que algunos han hecho circular a través de las redes sociales, a partir de las condenas de la ultraderechista Marine Le Pen al nuevo tratado francoalemán.
Para la líder de Reagrupación Nacional (antiguo Frente Nacional), su firma «debilita a Francia». En el campo de las «fakenews» que han corrido por redes sociales, algunas señalaban que Francia tendría que ceder la región de Alsacia a Alemania como un punto de la letra pequeña del acuerdo. Dicha región estuvo en disputa entre ambos países desde la Guerra franco-prusiana de 1871 y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Lo cierto es que el Elíseo lamenta que el entusiasmo para refundar la UE desplegado por Macron se ha visto rebajado duante el último año y medio por las dificultades políticas internas que atraviesa la canciller y la debilidad de la Gran Coalición.