Fundador de ProLiga, organización que reúne a cientos de equipos de Segunda B y Tercera división, Óscar Garvín abandonó la presidencia a finales de pasado año poco antes de celebrarse su congreso. Acusado por alguno de sus antiguos compañeros de haber realizado una gestión poco transparente, el dirigente, que se siente traicionado, explica en ABC los razones de su salida. Afirma que su marcha no tuvo nada que ver con esa acusación ni con una auditoría que solicitó la Liga y reclama elecciones en la institución para devolver la voz a los clubes.
Tras una auditoría, se aplazó el congreso de ProLiga y usted salió de la presidencia. ¿Por qué?
ProLiga no tenía ninguna obligación contractual con la Liga de realizar una auditoría, en los años anteriores de contrato no se realizó ninguna. ProLiga lo que sí tenía obligación era de presentar una memoria trimestral, lo hicimos siempre y nunca recibimos ninguna objeción por parte de la Liga. Cuando la Liga nos propuso hacer esa auditoría antes de ese congreso, me presté voluntariamente. Yo no me fui por esa auditoría, me fui porque no me gustaba lo que veía y lo que estaban utilizando algunos para intentar llegar arriba.
Sin embargo, en una entrevista en el diario As, David Jiménez, su sucesor, aseguró que su gestión económica no resultó nada transparente...
En ProLiga estaba todo, absolutamente todo, justificado como tengo demostrado en las actas, toda la contabilidad era llevada por una gestoría externa, todo se hizo oficialmente, todos los ingresos fueron por banco, por lo tanto tiene que haber facturas. En ProLiga está absolutamente todo, ahora, si queremos utilizar el populismo para hacer daño, lo podemos utilizar. En el primer año de ProLiga facturábamos 350 euros al mes. Los directivos, a los que ahora se les falta al respeto, adelantaban dinero de su bolsillo para ir a ver a los equipos. Fuimos creciendo en ingresos y después de dos años de trabajo llegó el convenio con la Liga. Puedo ir con la cabeza muy alta por el trabajo realizado.
Entonces, ¿por qué su salida de ProLiga resultó tan precipitada?
Yo gané unas elecciones, los clubes estaban conmigo y conocían el día a día de ProLiga. Pero hubo cosas muy raras dentro de la junta directiva que nombré, se lanzaron mensajes populistas y se utilizaron las discrepancias que teníamos a la hora de entender el futuro de ProLiga para intentar hacer daño a un presidente, en este caso yo. Como a mí no me agarraba nada al poder, entendí que lo mejor era dar un paso al lado para que volvieran a convocarse elecciones, fue la única premisa que di el día de mi dimisión, que los clubes volvieran a tener la voz. Tras ganar las elecciones cambié el núcleo ejecutivo de ProLiga para trabajar mejor, pero pronto se empezó a caer en el populismo. Se dio un golpe de Estado para llegar a la presidencia de ProLiga. Cuando leo a Jiménez que convocar unas elecciones sería un desastre para ProLiga me echo a temblar. Lo más grande que tiene la democracia son las elecciones.
Hay presidentes de clubes que aseguran que su sucesor, según los estatutos, no puede ser el presidente de ProLiga...
Los Estatutos de ProLiga lo que dicen es que, como vicepresidente electo mío, él podía suplir mi ausencia ante enfermedad, vacante o muerte. Yo lo que he hecho ha sido dimitir. Como los estatutos no dicen más en ese entorno de dimisión, te tienes que ir al reglamento electoral de ProLiga, que, en su artículo 19, recoge que «ante la dimisión del presiente habrá que convocar elecciones». No se ha cumplido y eso deja a Jiménez en una situación muy difícil ante los clubes. Pero hay algo más, el reglamento electoral hubiera impedido que él hubiera sido elegido presidente. Un vicepresidente de club no puede ser nunca presidente de ProLiga, el reglamento lo deja bien claro. Tiene que ser un presidente de club y debe tener al menos dos años de vigencia. Hasta que Jiménez no sea ratificado por unas elecciones, a mí no me vale.
¿Se siente defraudado, engañado o traicionado?
Me siento orgulloso del trabajo que hice con mis compañeros de la junta directiva para conseguir lo que es hoy en día ProLiga, no me puede sentir defraudado. Muchos clubes me siguen llamando y les digo siempre lo mismo: somos un bebé que tiene que ir creciendo. Yo les insisto en que tenemos buenos y malos dirigentes, pero siempre hay que confiar en ProLiga. Traicionado sí me siento, lógicamente. Utilizaron cosas que conocían y todo lo que hacíamos, que no era nada ilegal, repito.
¿Hay quien dice que Javier Tebas intenta manejar la nueva ProLiga para controlar el fútbol semiprofesional?
Yo no hablo de cosas que no sé, ahora, sí digo una cosa. ProLiga tiene que ser un organismo independiente. Y eso lo defendió Óscar Garvín a capa y espada y lo seguiré defendiendo. Convenio y acuerdo con la Liga, sí, pero ProLiga es un organismo y la Liga es otro. Entre otras cosas porque gran parte de las cosas que defiende ProLiga salen de la pérdida de derechos de la Liga y del fútbol profesional. Es decir, yo no iba a dejar de defender que ProLiga, como patronal, tiene que tener los mismos derechos que ya tienen los sindicatos, por lo tanto queremos los mismos convenios que tienen ellos con la Liga. Tampoco voy a dejar de defender que existe la imperiosa necesidad de fijar un canon por la transferencia de nuestros futbolistas de base a los equipos profesionales de base. Y otras muchas cosas que, evidentemente, solo lo puedo hacer desde la independencia. Si detrás de mi salía había algún interés, serán otros los que tendrán que responder. Lo que tiene que quedar muy claro es que yo siempre defenderá la independencia de ProLiga. Yo cambié mi junta directiva, me separé de gente que había empezado conmigo, solo porque pensaba que era necesario buscar una mayor profesionalización, quizá alguien quería algo más y tenía otros intereses.
Según reconoció Jiménez en esa entrevista, el actual presupuesto de ProLiga es de 400.00 euros, de los que 300.00 vienen a través de la Liga. Eso no cuadra con la independencia que usted reclama...
Nosotros cada vez éramos más fuertes en las cuotas de los clubes y en acuerdos de patrocinios. El acuerdo con la Liga cubría el 40 por ciento del presupuesto, el 60 restante lo generábamos nosotros. Yo nunca cobré 300.000 euros de la Liga, Jiménez tendrá que explicar eso. En mi carta de despedida dije a los clubes que les dejaba algo histórico, la gestión de los derechos audiovisuales. Este expresidente consiguió una sentencia de la Comisión Nacional de la Competencia que decía claramente que los derechos pertenecían a los clubes, y ProLiga tenía gran parte de esos derechos audiovisuales. Se podría conseguir con ellos un importante apartado de ingresos, pero lo están perdiendo. Nosotros trabajábamos con Foooters y ahora ha firmado por la Federación. No entiendo cómo no está ProLiga ahí. Esa negociación tenía que haber sido a tres bandas. Son cosas a las que tendría que responder Jiménez. En esa misma entrevista, el ahora presidente dice que «hemos dado un paso muy grande para convertirnos en patronal». ¡Hasta dónde llega la hipocresía! La conversión patronal la dejo presentada yo porque es fundamental que ProLiga se convierta en patronal. La documentación la deja hecha Óscar Garvín. Cualquier institución se hace grande en el resto a sus antiguos mandatarios.
¿Es el fútbol semiprofesional víctima de una guerra entre RFEF y Liga?
Insisto en que no hablo de lo que no sé. Yo siempre he entendido la RFEF como nuestro gobierno y en mi época tuve muchos choques con ellos, aunque ahora mantengo un diálogo fluido. Cuando la RFEF tenga que llegar a acuerdos como el fútbol profesional tendrá que hacerlo con la Liga y sindicatos, y cuando tenga que hacerlo con el fútbol semiprofesional, lo tendrá que hacer con ProLiga y los sindicatos. ProLiga no puede estar en un fuego cruzado, por eso decía antes que acuerdos sí, pero independencia también.
¿Nota cambios en la RFEF desde la llegada de Rubiales?
Ángel María Villar, en los primeros años, hizo cosas muy buenas para el fútbol semiprofesional. De hecho, el sistema de formación en España fue creado en su época. Los últimos años, sin embargo, fueron una dejadez total, un abandono total de la base del fútbol. Y yo lo critiqué. Sería hipócrita si no dijera que hoy en día, con Rubiales, se están realizando cambios que son positivos. Casi todas las cosas que están aprobando han sido también reivindicadas desde ProLiga. Por eso digo e insisto en la importancia de trabajar en conjunto.
¿Le gustaría intentar volver a la presidencia de ProLiga?
Por ahora, por mi cabeza no pasa. Han sido casi cinco años muy duros. Muchos viajes kilómetros, de reuniones constantes. Fue abandonar familia, hijos, todo por un sueño. Si volviera a presidir ProLiga volvería a hacer lo mismo porque siempre intento dar el 120% por ciento de mí y ahora mismo no sé si volvería a hacerlo porque ahora estoy centrado a tope con mi club (Atlético Pinto). Me tendrían que preguntar en su momento, pero lo primero que tendría que darse es que Jiménez convocara elecciones. Entonces, dependiendo de si los clubes quieren a Óscar Garvín, y yo me veo con las fuerzas necesarias, lo volvería a afrontar por el bien el fútbol semiprofesional.