La mente es un arma de doble filo. Por un lado, al ser humano le encanta resolver problemas y podría decirse, según explica la psicóloga Sònia Cervantes, que está pensado o programado para ello. Pero esa capacidad del cerebro se puede volver en contra y, en lugar de solucionar problemas, los genera. «A nadie le gusta estar mal, por supuesto, y todos buscan ser felices, pero olvidan que a veces no es la realidad sino la mente o las estrategias que se ponen en marcha las que lo impiden», explica.
Con «Intensa mente» la psicóloga aporta herramientas para comprenderse a sí mismo y a los demás, huir de los maquillajes de la realidad y alejarse de las actitudes «buenrollistas» que evitan sufrir a toda costa. «Desde niños nos enseñan a no llorar, a no estar tristes, a poner al mal tiempo, buena cara... Pero en realidad lo que nos mueve, lo que nos hace cambiar, es el dolor y el sufrimiento. Con este libro, que es un homenaje a las emociones duras de llevar, pretendo dar un baño de verdad y optimismo sin caer en el empacho o en la sobredosis de positividad», revela Cervantes.
Para hacer fernte a las dificultades, las creencias limitantes y los pensamientos pertubadores que pueden surgir en el día a día, la psicóloga propone en uno de los capítulos de su libro cinco estrategias «prodigiosas» que, eso sí, propone usar como «ingrediente fundamental para que la receta tenga éxito» con el aderezo personal que cada uno necesite.
Del pensamiento a la observación
La psicóloga propone pasar del yo que piensa al yo que observa. Así, explica que es importante aprender a observarse y observar desde fuera porque cuando se está dentro o cuando se está implicado en algo, se pierde la perspectiva. Para ser conscientes de este tema, la psicóloga revela que suele hacer dos preguntas a sus pacientes: «¿Qué le dirías a alguien que quieres si estuviera pasando por lo que estás pasando tú?», «¿Le dirías a tu hijo los mensajes que a veces te dices a ti mismo?»... La conclusión que saca de sus respuestas es que los mensajes que se suelen dar muchas personas son autodestructivos y que se habla mejor a los demás que a uno mismo.
Además, para distanciarse la experta, que también es autora del libro «Vives o sobrevives» afirma que hay que tener en cuenta que la mente cree que todo lo que sabe es verdad pero que en realidad los pensamientos son eso, pensamientos, y que lo que se piensa no tiene por qué ser cierto. «Hay que distanciarse. Puedes verte como un ser pensante, pero no te fundas con ese pensamiento. Sé crítico y no te dejes llevar por las emociones que te despierta ese pensamiento», propone.
El poder del «no sé»: no tienes por qué saberlo todo
Detrás de la cantidad de casos de ansiedad que existen, se esconde la incapacidad por tolerar la incertidumbre. «Estamos pendientes a menudo del qué dirán y si eres capaz de tolerar la incertidumbre, te liberas. La psicóloga está convencida de que tolerar la incertidumbre y autocuestionarase es una gran fuente de bienestar. «Olvida la idea de que debes saberlo todo o de que si dices "no sé" tu autoestima se verá resentida: no es cierto», declara la autora de «Intensa mente».
Un filtro con el exceso de sinceridad
«Haces muy bien en decir lo que piensas; hazlo todavía mejor y piensa lo que dices», propone Sònia Cervantes. En este sentido explica que, aunque lo que decimos y lo que pensamos deberían ir en paralelo para conservar la coherencia interna, lo cierto es que ser sinceros siempre y en toda ocasión no trae más que problemas. Por eso, para filtrar ese exceso de sinceridad propone tener en cuenta siempre a quién se tiene delante y ten en cuenta si puedes herirle. «No es tanto el qué, sino el cómo lo que deberías vigilar», explica.
Busca comprensión y utilidad, no respuestas
Para ello la experta propone cambiar el «por qué» por el «para qué». La explicación está en que la búsqueda de los porqués es neurotizante («Somos una sociedad que no deja de preguntarse las razones de esto o aquello», mientras que el uso de los «para qué» encaminan hacia la ación, la comprensión y la utilidad. Además, según explica Cervantes, el «para qué» está lleno de matices que puede ayudar a mejorar.
Aprende a aceptarte: a ti y a los demás
«Pero no vale eso de "yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré" como decía Alaska. Lo que de verdad es valioso es aceptarse tanto en lo bueno como en lo malo pero con un compromiso: cambiar lo que no está bien», aclara.
En cuanto a la posibilidad de aceptar a los demás, la experta señala que eso no quiere decir que guste todo de la otra persona, sino que se le acepta con sus imperfecciones pues, según afirma, no se puede amar si no hay aceptación. Así, propone cambiar el «no soporto que haga eso, me pone nervioso» por el «no me gusta que o haga, pero entiendo que se haya comportado así siendo como es».
Por último, la experta alerta sobre una cuestión y es el hecho de que uno de los males más graves de este siglo es la falta de empatía, que ya se empieza a observar de forma alarmante en los adolescentes. Así, la experta asegura que se ha pasado de ser ovejitas y no dar un ruido ni protestar por nada (como se hacía hace un un par de generaciones) a decirlo todo de la manera que uno le da la gana y sin tener en cuenta cómo puede afectar al otro o qué consecuencias puede tener lo que se dice sobre el otro o los otros. «Nos estamos volviendo una sociedad psicópata», sentencia.