Desde hace 32 años Fernando Valente Baz Ferreira ha sido auditor; tanto en el sector privado como en el público. Hoy está a cargo de revisar el manejo de recursos del gobierno del Estado de México y de los 125 ayuntamientos, pero con la clara idea de que el trabajo no lo es todo en la vida.
Apasionado por los números, pero también por el desarrollo humano, el auditor superior platicó con MILENIO Estado de México sobre sus aficiones y afecciones, más allá del Órgano Superior de Fiscalización estatal (OSFEM), donde lleva los últimos siete años.
Su más grande lección en la vida la obtuvo hace muchos años, pero tardó en asimilarlo: “Hace muchos años a un cuate de 16 o 17 años casi lo atropella un carro y el que lo iba arrollar le empieza a gritar muchas groserías y le dice ´parece que estás ciego´. Este chavo era amigo de la familia y va al negocio de mi papá que era donde yo trabajaba; llega muy nervioso y cuenta que le dijeron que parecía ciego. Efectivamente apenas tenía 40 por ciento de visión, entonces esto le pegó en la parte más íntima de su ser, sin saberlo”.
También reconoce que no se la pasa atado al trabajo. Sí pendiente por ser personal de confianza, atento a alguna llamada y a estar disponible los 365 días del año a cualquier hora, pero sin estar metido siempre en la oficina, sino el tiempo regular.
¿Qué hace en su tiempo libre?
Procuro hacer ejercicio, caminata; un poco de gimnasio para mantener el cuerpo vivo y algunos días me meto a jugar voleibol con mis hijos, no en un equipo formal, pero sí en uno amateur que no es de campeonato.
Me gusta mucho y lo disfruto, nunca lo practiqué, se fue dando porque es lo que menos me lastima ahora. Jugué muchos años futbol americano, de los 7 hasta los 21 años. Me lastimé una rodilla cuando era quinceañero, pero me rehabilité, es un deporte que se practica hasta cierta edad, ya después de los 23 o más se torna peligroso. Toda mi vida he hecho ejercicio, siempre he corrido pero también con el tiempo afecta la rodilla, la ciática, y todo eso, entonces uno tiene que ir variando el deporte. El voleibol lo pueden jugar desde chavos hasta gente grande.
¿Y el tema del desarrollo humano?
En algún momento de mi vida tome cuatro años de desarrollo humano y ahí aprendí que la parte que mejora uno en la técnica está muy bien, pero no se debe perder la parte de la comunicación con la gente, todo el tiempo tienes que estar pensando que no nada más es dar indicaciones, sino el cómo estás en la parte de la vida diaria.
“Si uno borra la parte humana estamos borrando más de la mitad de nuestra vida, eso me quedó muy claro”.
Aquí en algún momento se dieron cursos y yo he sentido que sirvió; sin embargo, pero es algo con lo que se debe estar siempre. A lo mejor nos dura uno o dos años ese ánimo y ese pensamiento, pero hay que estarlo renovando; es como el matrimonio, se casa uno con muchas ilusiones pero con el paso del tiempo se va deteriorando y se necesita renovarlo.
Sí viajo pero no soy un apasionado, con lo que he hecho estoy bien, si miro para atrás a lo mejor hubiera trabajado un poco menos y aprovechado más esa parte, pero en lo personal estoy bien, he logrado grandes amigos.
Tengo 53 años y no sé si sea la edad pero te vas dando cuenta que lo más simple es lo más a gusto, no uso anillos o cosas superfluas.
De chavo a veces se aspira a algunas cosas y no lo obtienes por cuestión de economía, hoy en día dices qué bueno que no tuve todo lo que desee, porque realmente no era tan necesario.
SGCF