Disfrazado de nazi, con la mano en pecho ajeno o completamente desnudo en una fiesta en Las Vegas, el Príncipe Harry siempre ha sido un filón para los diarios sensacionalistas británicos. Sus borracheras saltaban a primera plana de los medios internacionales y se convertían en un escándalo en su país. El hijo pequeño del Príncipe Carlos y Diana de Gales siempre se ha caracterizado por su simpatía natural. Así, por primera vez su nombre fue el más usado entre los recién nacidos en Inglaterra y Gales en 2011, superando a clásicos como el de su hermano Guillermo.
Cuando Harry conoció a su novia Meghan Markle, las cosas comenzaron a cambiar. Cuando el Príncipe empezó a salir con la actriz estadounidense se decidió a admitir que había sido un niño salvaje, constantemente metiéndose en problemas. Desde ir a una fiesta de disfraces con un uniforme nazi en 2005 hasta ser fotografiado desnudo en una fiesta en Las Vegas en 2012, Harry nunca estuvo lejos de un titular. Pero debajo de esas travesuras había el dolor de un niño por haber perdido a su madre demasiado pronto. «Ahora estoy entusiasmado y lleno de energía y amo las acciones de caridad, conociendo gente y haciéndoles reír», confesó el año pasado. Si bien el Príncipe tuvo muchas novias, incluidas Cressida Bonas y Chelsy Davy, no fue hasta que conoció a la actriz de «Suits» cuando tuvo el coraje de hablar sobre su dolor. Aunque siempre ha negado que ella tuvo algo que ver con su transformación.
La esposa del Príncipe Harry ha conseguido «imponer» sus propias costumbres, algunas de ellas a costa de mantener un tira y afloja con la Reina Isabel II. Estas Navidades la exactriz solicitó a su marido que no participase en el «Boxind Day», el tradicional día de caza de la Familia Real británica, según adelantó el «Daily Mail». Las defensa de Markle de los derechos de los animales le impidió mantenerse ajena a esta costumbre inglesa -en la que el hijo de Diana de Gales lleva participando más de 20 años-, por lo que no pudo evitar manifestarse en contra de la caza deportiva. «A Harry siempre le ha encantado ir de caza pero ahora parece que los días de caza para él han terminado», dijo una fuente a la citada publicación.
Además de esto, el diario británico «Sunday Express» asegura que la duquesa de Sussex también ha prohibido al Príncipe beber café, té y alcohol durante su embarazo. Un cambio con el que pretende controlar los excesos del futuro padre de su hijo.