Hemos empezado un año nuevo, el súper año electoral, donde tendremos elecciones hasta en la sopa. Señores estén atentos, porque ya por prisa, que más que por previsión, habrá movimientos en los distintos partidos.
4 años son muchos, y las travesías en el desierto, y más cuando no se rasca poder, son muy largas y sobretodo desgastan en el día a día de la vida orgánica. Valencia siempre ha sido la provincia, y con ella su capital como máximo estándarte, de ser la punta de lanza de los principales cambios políticos. En 2015 cayó tras una tormenta perfecta, todo el bastión electoral popular. No quedó nada más allá de algunos municipios residuales, donde Alfafar, con 21.000 habitantes, era su principal municipio en toda la provincia.
4 años después donde el centro derecha valenciano ha desperdiciado mucho el tiempo. En el Cap i Casal sin un liderazgo claro, no se ha querido actuar con contundencia en el grupo municipal, amparándose siempre en Génova, con un proceso judicial que va acumulando años y años donde agota hasta al peor de tus enemigos. Y donde los populares valencianos tan solo han otorgado ayuda al actual portavoz poco antes de este verano con el nombramiento de dos nuevos asesores. Uno de ellos haciendo más vida orgánica de partido. Ribó y los suyos, allá por mayo del 15, no podrían haber soñado con una legislatura tan plácida a pesar de sus continuos desmanes.
Sin liderazgo claro en la tercera capital de España, con dos gestoras, teledirigidas desde Madrid. Se ha transmitido muchas veces la sensación de ser un partido maniatado por la ejecutiva nacional y más preocupados en redimir sus cuentas al jefe nacional que en mostrar un discurso propio e ilusionante y en cuidar muchas veces al propio.
Ciudadanos tampoco ha aprovechado el hueco protagonista que han dejado los populares. Salvo Giner, que muchas veces ha ido por libre, con múltiples desavenencias internas dentro de su propio grupo municipal, en febrero del año pasado dimitió Santiago Benlliure sin dar ninguna explicación y la expedientada María Dolores Jiménez notificó el mes pasado su paso al grupo de los no adscritos. El partido naranja también ha tenido las mismas fracturas en su grupo autonómico y sino que se lo pregunten a Marí y los suyos.
Ahora la moda en el centro derecha se llama Vox, y los valencianos tal como siempre mostramos, le daremos la bienvenida a lo grande, así lo transmite la demoscopia, no un servidor. Las últimas encuestas le dan hasta 3 concejales en Valencia ciudad y 2 en Alicante. Puede llegar a pasar, lo que a día de hoy la derecha valenciana le tira en cara al President Puig, que haya un vuelco de gobierno con los peores resultados históricos de los populares y entonces dejaran de decirlo. Bon any nou!