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Los directivos de las grandes marcas son conscientes de la máxima de “renovarse o morir”. Por eso, en los últimos años, algunas de las compañías que tradicionalmente han fabricado súper deportivos se han pasado al
segmento de los SUV
, vehículos muchos más prácticos para las familias, por lo que alcanzan a un público mayor. El mejor ejemplo es el de Porsche, que fue pionera, con el lanzamiento en 2002 del Cayenne, que aumentó las ventas de la marca, permitiéndole seguir adelante. A ella se sumaron, entre otras, Lamborghini, con su modelo Urus, y Maserati, con el Levante.
De primeras, algunos aficionados al mundo del automóvil consideraron que esta inclusión suponía adulterar la esencia de las marcas. Incluso algunos de los máximos responsables de las compañías han pasado de la negativa más absoluta… a pasar por el aro de los SUV. Es el caso, por ejemplo, de Ferrari. Pero no es el último: te mostramos cuatro marcas de súper deportivos que trabajan ya en sus futuros SUVs o crossovers y, por supuesto, la última versión del modelo que les abrió el camino. ¿Qué tienen en común? Unas gran potencia y la apariencia de un deportivo sobreelevado.