En la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador, no la del congreso, sino la del zócalo, los pueblos indígenas le entregaron el bastón de mando acompañado de un ritual de purificación con humo de copal, hierbas y oraciones en los cuatro puntos cardinales.
Cuando vino uno de los Papas de nuestra iglesia católica también lo purificaron. Entendible que no sólo las bendiciones eran para el presidente, sino para México. Y cierto que todos queremos que le vaya bien para que este país empiece a cambiar. Las acciones lo dirán, por lo pronto se debe dejar de polarizar.
En Torreón empieza a haber un cambio. El alcalde Jorge Zermeño ha anunciado que el Centro Histórico, el corazón de nuestra ciudad será restaurado; también dijo “vamos en serio”. Se empieza con la Plaza de Armas y los edificios alrededor de ella. Las esculturas donadas por la colonia alemana en 1913 y en resguardo en el Archivo Municipal serán restituidas en ese lugar.
Cuando Federico Wulff elaboró el primer plano de la ciudad en 1887; la manzana número 34 fue cedida para la construcción de la Plaza 2 de abril hoy Plaza de Armas con el paso de los años se construyeron edificios que para su época fueron de vanguardia. Con el tiempo sus dueños los dejaron decaer. El Teatro Princesa patrimonio histórico fue demolido.
Un buen inicio de acciones para empezar a purificar nuestros espacios que fueron dejados de lado por indolencia y desamor a esta tierra es lo que necesitamos.
Por lo pronto el Museo de la Moneda ya se restauró. Los dueños de los otrora hermosos edificios alrededor de la plaza se les pidió que empezaran a limpiar y a dignificar sus espacios como un primer paso. La reglamentación para anuncios, limpieza y el pago de predial será lo primero para poner orden en la casa, además de aplicar la ley.
La calle de la Valdés Carrillo con los armatostes de aluminio donde que la mayoría están vacíos, ya es tiempo de pensar en la reubicación. Vamos a necesitar más que humo de copal, se necesita la buena voluntad del gobierno que ya ha dicho que van por todo y la de los dueños que por mucho tiempo recibieron ganancias, hoy es el turno de devolver a la ciudad algo de lo mucho que recibieron.
