La fatalidad quiso que Denisa María abriese la puerta del local «acondicionado» como vivienda -que compartía junto a su novio en Alcorcón- sin preguntar antes quien estaba al otro lado. La joven, que se encontraba sola, interrumpió momentáneamente la conversación telefónica que mantenía con una amiga. No colgó. Con el móvil en la mano, salió confiada; tesitura que aprovechó su agresor o agresora para asestarle al menos una puñalada en el abdomen, que acabó por costarle la vida. Cuando su cuerpo cayó al suelo, la llamada seguía activa. La Policía Nacional investiga las causas, sin que consten por ahora detenciones. Los progenitores de la víctima y algunos allegados apunta a la novia de su anterior pareja: «Se la tenía jurada».
Los hechos tuvieron lugar alrededor de las 22 horas del pasado domingo, en la confluencia de las calles Desmonte y Cuenca. Denisa María, de 17 años y nacionalidad rumana, seguía viva cuando llegaron los servicios de emergencias. Presentaba una herida por arma blanca en la zona del abdomen -con evisceración- y estaba en paro cardiorrespiratorio. Los agentes de la Policía Nacional, primero, y los facultativos del Summa-112, después, lograron revertir la parada. Fue trasladada en una UVI hasta la Fundación Hospital Alcorcón, donde falleció finalmente debido a la gravedad de las lesiones sufridas.
El padre de la menor aseguró ayer a Telemadrid que su hija recibía «amenazas» a través de WhatsApp por parte de la novia de su expareja, aunque precisó que la última vez que habló con ella -un día antes del crimen-, le dijo que «había dejado de intimidarla». El hombre sospecha que esta chica puede haber sido la responsable del apuñalamiento. Una versión que concuerda con la relatada ayer por una compañera de Denisa: «La amiga que estaba hablando con ella cuando la mataron me ha contado que escuchó su voz», sostenía minutos antes de dejar una vela en un pequeño altar, a las puertas del local.
La oscuridad de la noche unida a la fuerte lluvia impidió al vecindario percatarse de lo sucedido. Fue la amiga que conversaba por el móvil la primera que acudió en su auxilio. Rápidamente, llamó a 091 y al novio de la malograda. Con las luces azules de la Policía reflejando en sus ventanas, algunos moradores se asomaron a la calle. «Escuché a una mujer gritar “¡me la han matado!”», señalaba una vecina, sin creer del todo lo acontecido. Otro residente apuntaba a que el local, un almacén de obra «acondicionado» para uso habitacional, era el punto habitual de reunión de un grupo de jóvenes: «Entraban y salían con frecuencia, la música casi siempre estaba alta y era normal que oliera a marihuana».
«Te voy a rajar»
El «piso», que al parecer pertenece al padre del novio, estaba habitado desde hacía un año. Denisa se habría instalado tiempo después, según remarcaron varios conocidos: «Vivían con un perro negro. Eran muy tranquilos». Lo cierto es que las supuestas amenazas por WhatsApp y llamadas mediante número privado habrían comenzado a finales de julio, cuando la fallecida y su ex pusieron fin a la relación.
Según el entorno de Denisa, la presunta agresora llegó a decir «Te voy a rajar», entre otros mensajes enviados. «Pensábamos que eran de broma», comentaba entre sollozos ayer otra amiga. El Grupo VI de Homicidios de la Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación del caso.