La protesta de los taxistas, que forzó al PSOE a desconvocar el mitin de Susana Díaz en San Juan de Aznalfarache este jueves, ha sido algo más que una gota que llena el vaso de la paciencia del alcalde de Sevilla, que se ha mostrado muy crítico en los últimos días con las movilizaciones de una parte del gremio.
Juan Espadas ha dado un paso más y de referirse al «cabreo» de los sevillanos que soportan los colapsos de tráfico que povocan los taxistas con sus manifestaciones, ha pasado a pedir públicamente a la Subdelegación del Gobierno que se replantee las autorizaciones que está dando a la asociación Elite Taxi y que amparan las llamadas caracoladas, que son las marchas a velocidad lenta de centenares de vehículos por la ciudad, ocasionando importantes retenciones en la circulación. «Le vamos a trasladar a la Subdelegación que esas acciones suponen un grave perjuicio a la ciudadía y no son asumibles por la ciudad», ha afirmado este viernes el alcalde.
El chantaje
Esa decisión, de solicitar formalmente a la Administración competente que no autorice más marchas de esas características, viene después de lo ocurrido en el mitin de la presidenta Susana Díaz. Una protesta violenta que ha desembocado en una denuncia del PSOE contra el grupo de manifestantes que boicoteó el acto electoral. «Quiero lanzar un mensaje claro de rechazo a esas acciones y que pusieron en riesgo la seguridad de la gente que estaba allí y supuso un grave trastorno de orden público. Esto está tipificado como delitos graves. Se trató de una acción violenta y enmascaracada que reventó un acto electoral. Eso es intolerable en democracia».
Espadas se pregunta también «qué hay detrás» de esas movilizaciones, «cuando se está trabajando por buscar un equilibrio entre el taxi y las VTC» pero advierte que no va a admitir «ningún tipo de chantaje» para forzar una decisión que beneficie al sector de los taxistas. «Les pido que no violenten a la gente, ni generen problemas a la ciudadanía, desatendiendo el servicio público que prestan».