La tarde del miércoles comenzaron a sonar los celulares de dirigentes sociales y empresariales de Jalisco. Del otro lado de la línea estaban miembros del círculo más cercano del gobernador electo de Jalisco, Enrique Alfaro, quienes se tomaban unos minutos para explicar el estado de la negociación del presupuesto 2019 para Jalisco, y una invitación: acudir a un acto que Alfaro Ramírez haría en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, para tomar posición respecto a la actitud hacia Jalisco del inminente gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Con esas llamadas se gestionó el que parece ser el rompimiento de la tregua entre el presidente electo y el próximo gobernador del estado.
Ayer, en la rotonda y con un amplio número de personas a su lado, Enrique Alfaro se pronunció abiertamente contra las políticas de López Obrador.
El rompimiento no es sorpresa. Se veía que las diferencias entre los proyectos de AMLO y Alfaro serían muchas, y que más temprano que tarde se tendrían que definir las posturas.
En el caso de Jalisco, Alfaro fue claro en tres temas: se ignoraron las peticiones presupuestales para obras y proyectos concretos en el estado; no está de acuerdo con la política de seguridad anunciada por el próximo gobierno federal; y hay un claro rechazo a la política amloísta de perdón y olvido a los casos de corrupción.
El distanciamiento entre Alfaro y López Obrador es añejo. Durante la campaña presidencial, en sus visitas a Jalisco, el ahora presidente electo fue duro en sus señalamientos contra Alfaro, a quien llegó a tachar de traidor por haber dejado de lado a Morena en la contienda federal.
La primera afrenta que los alfaristas vieron tras el triunfo de AMLO fue el anuncio de que Carlos Lomelí, rival de Alfaro en la elección estatal, sería nombrado superdelegado en Jalisco. Desde entonces se veía que la relación entre presidente y gobernador electo era distante y fría. Hubo una comida entre ambos, donde se dejaron ver muy sonrientes, pero en el fondo nunca hubo una verdadera intención por sanar las heridas abiertas.
La batalla entre ambos personajes ya comenzó, y promete ser larga. Ojalá alguien ayude a mediar entre las partes. ¿Algún empresario local? ¿Alfonso Romo?
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