La aprobación de la Ley Federal de Entidades Paraestatales en el Senado de la República, abrirá el cerrojo a los extranjeros nacionalizados mexicanos para que ocupen un cargo público a partir de la administración de Andrés Manuel López Obrador, que envió la iniciativa para que Francisco Ignacio Taibo Mahojo sea director general del Fondo de Cultura Económica desde el 1 de diciembre próximo
A lo que se opusieron otros ex mandatarios, -frívolos, deshonestos, inmorales y el largo etcétera que les endilgó el vox populi- el presidente electo envío al Congreso de la Unión la modificación a esa ley para que uno de sus amigos acceda a la dirección general de una empresa del estado, en este caso, una de las editoriales más grandes e importantes de América Latina.
Y no es volver a tejer sobre el terreno de la idiosincrasia o el falso patriotismo o nacionalismo, para reiterar que son caprichos de gobernante, enviar a la máxima tribuna del país para arrogar o derogar una determinada ley que vaya con dedicatoria especial a un destinatario.
No. Las reformas a leyes y a nuestra Constitución que se llevan a cabo desde el 1 de septiembre pasado a partir de que rindieron protesta los diputados y senadores de la LXIV Legislatura, van más allá de una simple modificación.
La realidad apunta a una serie de controversias que se han desatado entre la clase política de México, luego de que López Obrador ordenó a sus legisladores a elaborar y aprobar leyes fast track, con el fin de que queden listas y entren en vigencia a partir del primer minuto de su gobierno.
Aunque lo niegue, como es su costumbre, el líder moral de Morena le abre una puerta vital de desarrollo intelectual a un amigo cercano, -nacido en España- como Taibo, con lo que rompe esa armonía constitucional y regla incólume que existía para no violentar el estado de derecho.
Quisiéramos muchos mexicanos ser testigos de reformas constitucionales en Estados Unidos, Cuba, Brasil, España, Francia o donde mejor nos placiera, para acceder a un cargo en alguna administración de los países nombrados, donde fuéramos reconocidos por nuestro talento o de perdida, por ser amigos del mandatario en turno.
Es caprichosa la actitud asumida de López Obrador para reformar nuestra Carta Magna y nombrar a Francisco Ignacio Taibo en el Fondo de Cultura Económica, como si no existieran en México personajes cultos, estudiados y con mejor talante que el referido escritor, quien entre sus diversos alcances además de ser amigo personal del presidente de la República está el de lioso y proclive al conflicto institucional.
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