La presencia de Giovanni en el caso del «Rey del Cachopo», presunto asesino y descuartizador de su expareja, Heidi Paz Bulnes, ha estado rodeada de un halo de misterio y un puñado de mentiras. Ni estuvo desaparecido ni ha sido sospechoso de nada. Más bien todo lo contrario.
La relación se remonta a hace algo más de un año. César Román había recibido una paliza fruto de los cenagales que provocaba, al tiempo que el portero de su restaurante de Embajadores dejó el trabajo. Fue este quien le puso en contacto con Giovanni, un exmilitar español, pese a su mote, que se movía en los ambientes de la noche con más pena que gloria (ABC no va a publicar su nombre real ni su imagen sin distorsionar porque no se le acusa de nada y colabora con la Policía). De joven (ahora ronda los 50 años de edad) había sido paracaidista del Ejército, cabo primero, pero distintos problemas lo alejaron de la carrera militar. También trabajó en una prisión militar, según aseveran sus conocidos, pero «lo echaron».
Necesitado de dinero, el «Rey del Cachopo» lo colocó en la puerta de su restaurante A Cañada Delic Experience de la calle Alonso del Barco a cambio de unos más que modestos cinco euros a la hora. Hacía de diez a doce todos los días para que le saliera a cuenta. Trabaron confianza y César Román le encargó las recogidas y entregas de su hija, ya que el «Cachopo» tenía una orden de alejamiento de la madre de la niña y, además, no conducía.
En lo político también sintonizaban, pues ambos se han movido en las últimas décadas en ambientes ultraderechistas. El «Rey del Cachopo» militó en Falange, mientras que Giovanni llegó a ser candidato de Alianza Nacional en un municipio de la sierra de Madrid con cierta presencia ultra. Fue en las municipales de 2011, en un lugar de relleno, aunque tampoco el cabeza de lista obtuvo representación.
Llama la atención que un restaurante necesitara colocar un «gorila» en la puerta (Giovanni es un tipo alto y robusto, aunque no un gran especialista en boxeo o artes marciales). Juan Manuel Medina, director de Pluslegal Abogados y letrado de Giovanni, lo explica: «César quería vender lujo en su restaurante, y en ocasiones entraban toxicómanos de las “cundas” de Embajadores (los coches comunitarios que hacían el trayecto hasta Las Barranquillas para comprar droga) a robar un bolso al descuido o a usar los baños».
Otras fuentes consultadas, del entorno de Giovanni, aseguran que el «Rey del Cachopo» también lo quería para su propia protección ante acreedores. El pasado 15 de julio, César Román lo llamó para ir «a tomar unas cañas» al restaurante en el que había trabajado su novia, Heidi, la que terminaría muerta dentro una maleta. Giovanni se negó porque se olía algo raro. El dueño no había pagado a Heidi, y el Rey del Cachopo, que básicamente hacía lo mismo, no pagar, y su pareja montaron una trifulca monumental, destrozando el local, hasta terminar detenido. «Si hubiera sido su matón, ese era el día para estar», sostiene Juan Manuel Medina.
Tras la desaparición de César Román y el hallazgo del tronco de Heidi, el 13 de agosto, Giovanni fue el primero que acudió a denunciar en una comisaría la desaparición de su jefe. Luego algunos medios apuntaron a él como un posible cooperador que también estaría desaparecido, pero no es cierto. Su abogado sostiene que «ha estado localizado en todo momento y ya ha declarado ante la Policía tres o cuatro veces, de hecho, es una pieza clave en el caso y el principal colaborador, por las informaciones que ha facilitado» para encontrar al «Cachopo».
Fuentes de la investigación confirman a ABC que, efectivamente, fue el primero en denunciar la desaparición, siempre estuvo localizable y ha prestado declaración «varias veces».