1. La semana pasada, Francisco de Roma volvió a la carga. En su misa del viernes, oficiada en la Casa Santa Marta, advirtió sobre las “listas de precios” que aparecen en algunos templos católicos, al considerar que se corre el riesgo de forzar a los fieles a pagar los sacramentos, en vez de solicitarles una ofrenda que pase desapercibida. Ya lo había comentado hace un año. ¿Cómo reaccionaron los párrocos? Molestos, en su mayoría. Algunos hasta replicaron: “pues que el Papa me pague…
2. … el recibo de la luz, el agua, el gas, el teléfono, los continuos mantenimientos del templo, los salones y oficinas parroquiales, y los salarios y prestaciones de los empleados”. Los buenos deseos de Bergoglio se topan, una vez más, con la resistencia natural que significa asumir un cambio. Acostumbrados los párrocos a basar la economía parroquial en esos donativos, siempre ligados a los sacramentos, batallan para imaginar otra manera de allegarse recursos, les falta creatividad.
3. Es cierto que no pocos ministros de culto son hábiles para la rifa, la kermesse, el tesorito –pero siempre dentro de las misas–, los bonos de cooperación mensual, etcétera. Sin embargo, faltan iniciativas para establecer, de manera absoluta, la separación entre la administración económica y el culto, para evitar, como lo indica el Papa y lo criticó hace siglos Lutero, dar la impresión de que los sacramentos se cobran. Urge ser creativos.
4. Lo mismo sucede con la atención a los migrantes. ¿Quiénes se resisten más a que sean acogidos temporalmente en alguna parroquia? Los vecinos. Y esgrimen sus razones: muchas de estas personas son groseras, afectan la tranquilidad, dejan basura, algunas se drogan o alcoholizan, otras más son violentas y se pelean entre sí, le quitan fuentes de empleo a mexicanos, etcétera.
5. Los sitios que los están recibiendo no siempre están preparados para el número de migrantes, arribados a nuestra ciudad, y los responsables tienen dificultades para instrumentar protocolos de atención. Hay que ser creativos e idear nuevas formas de acogida que implican: acuerdos con los vecinos, expeditas vías de acopio –por fortuna, son muchos los donadores–, alianzas con organizaciones sociales y gubernamentales, etcétera.
6. “Si sigues haciendo lo mismo obtendrás el mismo resultado”, dijo Einstien, y creo que necesitamos de toda nuestra creatividad para enfrentar no solo los fenómenos enunciados, sino la vida entera. No se trata de cambiar por cambiar, pero sí de adaptarnos a los movimientos que está viviendo el país. La innovación no debe venir solo de los líderes, sino de todos los implicados en algún cambio. Ni las plantas ni los animales pueden ser creativos, innovadores. Nosotros sí.
7. Cierre ciclónico. Ayer se celebró, según la Unesco, el Día Mundial de la Filosofía, esa ciencia –según una leyenda urbana– con la cual o sin la cual, siempre te quedas tal cual. No es así. Ya lo dijo Marx: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. La verdadera filosofía no es solo reflexión, sino también acción. Si te interesa asumir este talante reflexivo-transformador, estudiando filosofía, llama al 1158-2477.
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