Más allá de una discusión acerca de un término claramente denostativo, al igual que el término “chairo”, lo cierto es que debemos reflexionar sobre el significado de la marcha realizada hace unos días, por un sector de la población, que se manifestó, no solo por la cancelación de un aeropuerto, sino, contra del gobierno electo.
Aún tenemos mucho que discutir, sobre el México que viene, y el papel de la “nueva” oposición, sobre todo del sector más reaccionario y conservador, quienes durante los últimos lustros, se han mantenido bajo el cobijo del poder político.
Quienes no están acostumbrados a ser oposición, ni encauzar las demandas de la mayoría de la población (misma que se ha manifestado y movilizado, en las calles y en las urnas).
Por el contrario, han tomado las banderas equivocadas, al manifestarse en contra un gobierno, que aún no lo es, dándole el mayor peso político posible, y de manera coyuntural lo fortalecen, porque la cancelación del Nuevo aeropuerto fue una propuesta de campaña. Y no menor fue la ausencia de los partidos, derivado de la fragilidad en que se encuentra el sistema de partidos, un tema que se abordará en otro momento. Hay que recordar que parte de la discusión en campaña electoral, fue la visión de Estado que debería tener un nuevo gobierno, es decir, favorecer el esquema de privilegios, o reducir la desigualdad social. Así, la marcha “fifi” fue la marcha de quienes lo tienen todo, y no quieren perder nada. Que bien que tomen las calles, y se manifiesten, porque todo sistema político requiere de pesos y contrapesos. Pero aún hay tiempo para que se movilicen y exijan justicia en nombre de las personas desaparecidas, porque tal vez olvidaron que no solo nos faltan 43, nos faltan miles.
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