Los habitantes de Tijuana, ciudad fronteriza con Estados Unidos, han recibido con hostilidad a los cientos de los integrantes de la primera caravana de migrantes centroamericanos, compuesta principalmente por hondureños. Hasta ahora todo había sido solidaridad por parte de México hacia los migrantes, sin embargo, varios vecinos de la colonia de Playas de Tijuana organizaron una manifestación en contra de la inminente llegada de 5.000 centroamericanos que conforman esta primera de las cuatro caravanas que actualmente recorren el país azteca rumbo Estados Unidos.
«Nos sentimos inseguros», dijo a medios locales un vecino de Playas de Tijuana llamado Aaron Pallares, quien participó en la manifestación del miércoles tras la llegada de cerca de 500 migrantes al municipio. Pallares afirmó que están a favor de la inmigración legal, pero están preocupados tras la entrada de los centroamericanos en México de forma «violenta». A gritos de «que se vayan, que se vayan» decenas de vecinos llegaron a golpear a algunos de los migrantes.
Juan Manuel Gastélum, alcalde de Tijuana, ha calificado la masiva llegada de inmigrantes como una «injusticia», dado que la ciudad no tiene capacidad para dar cobijo a las más de 7.000 personas que forman parte de las cuatro caravanas y que marchan camino al norte. En Tijuana existen actualmente unas 30 casas de acogida, financiadas por la Iglesia y organizaciones civiles, que dan cobijo a los cientos de mexicanos que son deportados desde Estados Unidos, por lo que la ciudad no cuenta con infraestructura para albergar tantas personas. Por ello, la policía de la ciudad ha avisado de que respetará a los migrantes, pero anuncia que habrá tolerancia cero con los centroamericanos que cometan delitos en México.
