La forma aparenta ser oportuna porque el nombre Argentina viste a todos.
El fondo provoca dudas ya que la delegación mexicana es más improvisación que seriedad. Para empezar, el comandante en jefe de esta comitiva no es tal porque ya avisó que no cubrirá los espacios futuros, no tendremos la dicha de tenerlo por más tiempo.
Estar en el país de muy al sur, significa cubrir un calendario incómodo que a los jerarcas europeos se les ocurrió establecer para beneficio de ellos, no de todos los países del mundo.
La marca albiceleste atrae menos sin su estrella suprema.
Es otro inconveniente. Los nuestros, podrán intentar convencer a alguien de que son aptos para ser considerados en el futuro. Aquí está la ocasión para esmerarse más, lucirse, desarrollar sus habilidades, y no solo cumplir. En Argentina podrán preguntarse por qué dos juegos seguidos contra el mismo rival. ¿Será que nuestro Tricolor tiene un cartel que no hemos sabido valorar?
Hoy, la atención está puesta en Argentina. ¿Qué valor agregado se obtendrá? Algo hay que hacer en este lapso de tiempo que en apariencia es inútil pero al menos el oponente tiene nombre interesante, y para empezar, con eso basta. No es lo mismo Argentina que el segundo equipo de otro país de cualquier latitud. Ya hay una ganancia y gran diferencia para hacer atractivo el ensayo.
La afición argentina parece que nos aprecia; hasta nos quiere. Sabe que nos han superado en otras ocasiones, y eso remueve el morbo para volver a hacerlo. Estarán contentos de ver al Tricolor porque la hermandad ha gestado dificultades que atrae. Algo positivo debe dejar a nuestro futbol lo que acontezca allá. Cada jugador tendrá un par de reflectores que no siempre se tienen. Por lo pronto, con eso es suficiente porque se trata de Argentina. .