Un escuadrón de 114 hombres y 23 mujeres de la Policía Municipal marcharon ayer en el estadio 3 de la Caja Mágica frente a la alcaldesa
Manuela Carmena
en perfecta sintonía, todos al compás de la música de la banda. Una armonía y una disciplina similar es la que la exjuez reclama como condición para quienes pasen a formar parte de su candidatura en las elecciones de mayo de 2019. Su plataforma, reiteró ayer, «no tendrá cuotas, ni será un pacto de partidos». Con ello quiso ser categórica en que suya ha sido la decisión de optar a la reelección y suya será la última palabra sobre quién concurrirá a su lado. «Yo no soy de Podemos», incidió después. No era la primera vez que trataba de marcar distancias con Pablo Iglesias, pero el mensaje lanzado ayer, en plena crisis interna en el bastión de la formación morada, albergaba mayor contundencia por el momento que atraviesa Podemos Madrid.
«No tengo una vinculación específica con él (Iglesias), ni necesidad de tener una conversación, creo que esto es un problema que surge en el partido de Podemos, yo no tengo nada que ver», afirmó tras ser preguntada sobre si había tratado de ponerse en contacto con Iglesias. No sólo se desvinculó de él, sino también de la crisis desatada la noche del pasado domingo: «Son temas de un partido político al que yo no pertenezco como todos bien sabéis», renegó, de nuevo la alcaldesa, a quien la dura disputa interna entre seis de sus concejales y la cúpula del partido de Iglesias -que concluyó con su suspensión provisional de Podemos-, le pilló de gira por Alemania y Rumanía.
Sin embargo, la encrucijada se fraguó en nombre de la alcaldesa. Los ediles se rebelaron ante la pretensión del equipo del exJemad Julio Rodríguez de «colocar» a su círculo de confianza por encima de los miembros del gobierno municipal en los que la alcaldesa se apoya. Decidieron retirar su participación en las primarias al considerar que se estaba incumpliendo el mandato de la regidora y se iban a «colar» por encima de ellos nombres con los que ella no contaba.
Rita Maestre
y los otros cinco ediles tuvieron que elegir entre Iglesias y Carmena. Y ganó la alcaldesa.
El líder de Podemos erró al tomar al núcleo duro de la regidora como moneda de cambio. Se equivocó porque perdió el órdago: los concejales prefirieron exponerse a ser expulsados del partido antes que abandonar a Carmena, ya que son conscientes de que ella es el único aval para revalidar el bastón de mando en Cibeles.
Iglesias trató ayer de recuperar el terreno quemado. En una entrevista en el programa «La Cafetera», el líder de la formación morada subrayó que la clave para mantener la alcaldía en Madrid es «unir muchas piezas diferentes y ser capaces de mantener unido lo diferente, respetando las diferencias y los procedimientos y los estilos de cada uno».
«Tenemos que hacer compatible todo eso. Nadie sobra en ese puzzle complejo que es imprescindible para que volvamos a ganar y gobernar», aseveró. El secretario general de Podemos reconoció que «intentar lavar los trapos sucios fuera de casa hace muchísimo daño y transmite a la gente una imagen triste». «Lo que me toca es hablar poco de esto y hacer mucho», dijo.
Pacto de no agresión
Y Rita Maestre, la portavoz del gobierno municipal y una de los seis «díscolos», recogió el guante y apostó también por rebajar el tono. Apenas un par de horas después de que Iglesias se expresara en esos términos, la concejal «errejonista» dio una breve declaración antes de que comenzase la rueda de prensa de la Junta de Gobierno para evitar así el esperado bombardeo de preguntas. Maestre reconoció que «el conflicto no es la mejor de las situaciones» y reclamó ser «cuidadosos, cautos y tener la cabeza fría» para «generar un proyecto político ilusionante en torno a Manuela Carmena».
En su comunicado, la portavoz del gobierno de Carmena subrayó que en su formación «no hay una discrepancia sobre procesos democráticos», puesto que los concejales concurrirán «junto con otras personas al proceso participativo abierto e inclusivo con el que va a formarse la candidatura de Manuela Carmena 2019». Sin embargo, si esta determinación se consuma, los ediles serán expulsados definitivamente de Podemos, como concluyó la dirección de la formación morada en la noche del pasado lunes.
En señal de que rubricó de forma tácita un pacto de no agresión con la cúpula de Podemos, Maestre rehusó valorar las declaraciones de Iglesias en las que respaldaba la amonestación insólita que les impuso el secretario general de la formación morada en Madrid, el
exJemad Julio Rodríguez
. Y se mostró confiada en que la situación se «encauzará» tarde o temprano.
Precisamente, el exmilitar es quien ahora tiene más complicado su futuro político, ya que fue él quien abrió fuego contra los ediles predilectos de Carmena. Iglesias aspiraba a que el exJemad fuera el número dos de la candidatura de Carmena. Pero su obstinación terminó por dinamitar la negociación, ya que Carmena tiene claro que será Marta Higueras, actual delegada del área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo, quien ejerza de su mano derecha a partir de 2019.
El responsable de que Carmena fuese fichado por Ahora Madrid en 2015, Jesús Montero, tras tachar la maniobra de Iglesias de «innecesaria e inútil», recordó a su secretario general que Podemos «necesita a Carmena». Y le pidió que encontrasen «el camino común» y que abandonasen el «juego de tronos».
