CIUDAD HO CHI MINH.— Los hermanos vietnamitas, nobles y diligentes desde que dan la bienvenida en cualquiera de sus puertas, se merecen toda la felicidad posible. Así es porque sufrieron demasiado la devastación de la guerra; y porque, arrasados pero no derrotados, supieron levantarse de los escombros hasta lograr un orden y una modernidad que el mundo entero admira.
¿Cómo pudieron dar ese gran salto? Por sus cualidades más esenciales —inteligencia, tenacidad, coraje, creatividad…—, las que fueron recordadas, inevitablemente, en la mañana de este sábado durante un recorrido realizado por los túneles de Cu Chí por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y por la delegación que le acompaña en su visita oficial al país hermano.
Allí los anfitriones presentaron a los visitantes un documental gracias al cual pudo conocerse que Cu Chí, distrito con 40 000 hectáreas pertenecientes a la Ciudad Ho Chi Minh, se convirtió en uno de los bastiones guerrilleros más asombrosos durante la guerra que los yanquis le hicieron a ese noble e invencible pueblo.
Había sido una zona apacible, de árboles frutales, con plantaciones de caucho y frescor por doquier, con una vida tranquila, con sus niños en las escuelas y sus ancianos en faenas reposadas.
Un día los invasores decidieron arrasar el distrito. Lo quemaron, lo envenenaron con productos químicos. No querían que quedara nada vivo sobre la tierra: ni un animal, ni una planta, ni una persona viviendo. Ni siquiera las estatuas de Buda. Pero un factor impredecible, el humano, lo cambió todo: los hijos de ese lugar no se fueron a ninguna parte, sino que decidieron convertir aquel paraje desolado en un avispero, en un campo de batalla y aniquilamiento del enemigo.
El mandatario cubano visitó los túneles de Cu Chí, obra considerada excepcional por muchos ingenieros de prestigio en el mundo. Fot: Estudios revolución
Los hijos de Cu Chí decidieron vivir en túneles estrechos y profundos, donde podían hacer sus vidas mientras en la superficie caían las bombas como lluvias del infierno.
Esos espacios soterrados habían nacido en 1946, durante la lucha de los vietnamitas contra el coloniaje. Y fueron usados, también, contra la ocupación yanqui. Con una herramienta metálica que perforaba la tierra, y con una canasta de bambú, llegaron a hacerse más de 250 kilómetros de túneles.
No había invasor que soportara esos huecos que podían llegar a tener hasta tres niveles de profundidad y poseían espacios para descansar, para reunirse, para cocinar, para almacenar armamentos.
Los guerrilleros llegaron a filtrar con algodón el humo que se desprendía de los huecos, de tal modo, que subiera frío y no pudiese ser detectado por los helicópteros yanquis. Las trampas, hechas con palos de bambú, inutilizaban a cualquier intruso que entrara en esos predios.
Había túneles con recámaras cuya parte superior era triangular, de modo que pudieran resistir el impacto de alguna bomba. Y la entrada a ese mundo enmascarado por hojas era muy estrecha, lo suficiente para dar paso al delgado cuerpo vietnamita, y para detener el cuerpo por lo general voluminoso del invasor.
Los guerrilleros de Cu Chí, como alguien dijo, no se veían pero estaban en todas partes. Producían de noche (minas antitanques, trampas, sandalias de caucho, con marca-huellas para despistar al enemigo), y combatían durante el día. Tal como se lo propusieron, no abandonaron un solo milímetro del terreno.
Demostraron una inteligencia sin par, que no obviaba detalle alguno: si un invasor caía en una trampa, eso hacía una impedimenta de tres, pues dos hombres tenían que socorrer al herido (esa era una cuenta muy bien calculada). Y para desconcertar al enemigo, no había mejor fórmula que la ropa hecha pedazos de algún invasor, cuyo olor despistaba a los perros que eran usados por los yanquis para detectar túneles.
El Presidente cubano y la delegación que le acompaña recorrieron parte del terreno donde están los túneles, esa obra considerada excepcional y muy completa por muchos ingenieros de prestigio en el mundo. Al finalizar el recorrido, en un recinto que también fue visitado por Fidel y por Raúl en otros momentos de la historia, el Jefe de Estado de la Isla caribeña escribió sobre un libro de visitas:
«Lo que hemos podido apreciar en la visita a este monumental sistema de túneles guerrilleros es expresión del talento, la inteligencia, el tesón, la perseverancia, la audacia y la valentía del heroico pueblo vietnamita.
«Esto explica por sí mismo la victoria aplastante y humillante que asestaron al invasor yanqui, esto patentiza la decisión del pueblo de defender y alcanzar su independencia y soberanía.
«Nosotros crecimos en Cuba escuchando esta heroica historia, y aprendimos a querer, respetar y admirar a Vietnam.
«Hoy hemos vivido esa historia en su natural escenario.
«¡Gracias por la oportunidad¡ ¡Gracias por el ejemplo¡ ¡Gracias al heroico pueblo de Vietnam¡ ¡Cuba y Vietnam, unidos vencerán¡ Abrazos».
En los túneles de Cu Chí están las claves de la estirpe vietnamita, esa que los ha llevado a los triunfos del presente y que los hacen mirar hacia adelante con confianza, laboriosidad, humildad, y con una sonrisa noble que saben dar al visitante pues ya ellos, ganadores de grandes contiendas, prefieren ser amables antes de regodearse en el dolor.
En horas de la tarde Díaz-Canel fue recibido en el Parque de Alta Tecnología de Saigón. Allí fue puesto al tanto de las principales metas que tiene esa entidad, la cual busca, entre otros propósitos, convertirse en una zona interactiva que pueda estar, por ejemplo, en conexión con la Universidad Nacional Ho Chi Minh.
El Presidente cubano sostuvo un encuentro con Nguyen Thien Nhan, secretario provincial del Partido Cominista de Vietnam en la ciudad Ho Chi Minh. Foto: Estudios Revolución
Este Parque nacido hace 16 años, y uno de los tres con que podrá contar el país asiático en futuro no lejano, da prioridad a la innovación y la creación en sectores como el de la microelectrónica, la mecánica de alta precisión, la biotecnología y la nanotecnología.
Para quienes lo conducen, la capacitación de sus trabajadores es vital, así como el intercambio con figuras de prestigio en el mundo, en lo referente a los temas que sustentan el funcionamiento de la entidad.
Al Presidente cubano, los anfitriones le comentaron que consideran a los hermanos de Cuba como si fueran de la misma casa.
Seguidamente el mandatario tomó rumbo hacia el Palacio de la Reunificación, donde sostuvo encuentros con Nguyen Thien Nhan, secretario provincial del Partido Comunista de Vietnam en la ciudad Ho Chi Minh, así como con Nguyen Thanh Phong, presidente del Comité Popular de la urbe.
Otra vez el cariño mutuo y el recuerdo de amigos especiales del pueblo vietnamita, como Fidel y Raúl, matizaron ambos intercambios.