La Roma reforzó el liderato en el grupo G de la Liga de Campeones con una victoria a la italiana ante el CSKA Moscú (1-2), que tuvo a todos los astros en contra, y metió presión al Real Madrid.
Un gol de Manolas al principio del partido y otro de Pellegrini al comienzo del segundo tiempo condenaron a los moscovitas, que no pudieron repetir la proeza que protagonizaron hace un mes ante el Real Madrid en el mismo escenario, un casi repleto Luzhnikí.
De esta forma, el equipo italiano recibirá dentro de dos semanas en el estadio olímpico al equipo blanco, que juega hoy en casa del Viktoria Plzen, con el liderato en juego.
No notó la Roma la ausencia del gran capitán, De Rossi, que se lesionó en el partido de liga ante el Nápoles, baja que cubrieron con solvencia Nzonzi y Pellegrini.
En cambio, los rusos no pudieron encontrar sustituto a la creatividad del lesionado Dzagóev y al ímpetu de Mario Fernandes, que hoy tuvo que retirarse lesionado a los pocos minutos de saltar al campo.
No pudieron empezar mejor las cosas para el equipo romano, ya que a los cuatro minutos inauguró el marcador a la salida de un córner por medio de Manolas, el héroe de los cuartos de final de la temporada pasada ante el Barcelona.
Como entonces, el central griego se adelantó a la defensa y al portero -Akinféev salió tarde y mal- en el primer palo y marcó el primer gol del partido.(min.4)
Además, en una demostración de que no era el día del equipo del Ejército ruso, Mario Fernandes, uno de sus jugadores más importantes, tuvo que abandonar el campo cinco minutos después tras recibir un aparatoso rodillazo en la cabeza de Kolarov.
El CSKA acusó el golpe y sólo el croata Vlasic, la revelación del equipo esta temporada, despertó a los suyos del letargo con un disparo lejano a los 18 minutos del inicio.
A partir de entonces los moscovitas adelantaron líneas y presionaron la salida del balón, pero sus acometidas se ahogaban al borde del área grande.
Mientras, las pocas veces que los italianos miraban el marco rival ponían el corazón en un puño de los aficionados rusos, como cuando Florenzi se trastabilló tras un pase de Dzheko cuando ya encaraba solo a Akinféev.
La mejor ocasión rusa la tuvo en sus botas Obliakov, otra gran promesa del CSKA de 20 años, que recibió el balón en el área tras una buena combinación local, le hizo un caño a Manolas, pero tardó una eternidad en disparar y el rechace fue rematado por Schénnikov por encima del larguero.
El segundo tiempo arrancó con una buena jugada de los italianos y un peligroso disparo de Dzheko despejado por Becao, pero poco después el CSKA puso las tablas en el marcador.
Fue una jugada protagonizada por Akhmétov, que aguantó las tarascadas de la defensa transalpina y acertó a dar un pase al interior del área, donde el jovencísimo delantero islandés Arnor Sigurdsson se adelantó a su marcador y batió a Olsen con un disparo raso.(min.51)
Los rusos ya se las prometían felices, pero casi de inmediato el islandés Magnusson cometió un gravísimo error al derribar a Kliuvert, recibir una segunda amarilla y dejar a su equipo con diez en el peor momento.
Los italianos olieron la sangre y tres minutos después aprovecharon la ausencia de uno de los centrales rusos para marcar su segundo gol.
Un remate fallido de Cristante al borde del área grande se convirtió en un pase de gol para Pellegrini, que batió a Akinféev en su desesperada salida. (min.59)
A partir de ahí los italianos controlaron el balón y maniataron al valiente, pero inexperto equipo ruso, que arrancó muy bien el torneo con un empate en casa del Viktoria y una histórica victoria contra el Real Madrid (1-0), pero que ha perdido fuelle desde entonces.