Por Luis Rodrigo Carbajal Nogués
Ilustración: Patricio Betteo
A finales de 2014, el Gobierno de la República decidió impulsar el transporte aéreo del país, inició la construcción de un gran proyecto de infraestructura: el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). Sin embargo, no es la única alternativa. Ante este panorama, diversos actores plantean diferentes estrategias a seguir en el corto plazo. Todas permiten, hasta cierto punto, la expansión del transporte aéreo en la capital del país; que las aerolíneas incrementen sus rutas y frecuencias; que exista mejor conectividad y precios; que más gente se transporte por avión y aumente su bienestar. Aquí, la alternativa más clara es el sistema aeroportuario.