Los panteones de León hoy lucen llenos de color y alegría, ya que el 2 de noviembre es una fiesta para los mexicanos, fiesta en la que celebramos y veneramos a nuestros amigos, familiares y seres queridos que ya no se encuentran con nosotros.
Año con año en esta fecha, cientos de personas visitan los panteones de la ciudad, donde con respeto, admiración y cariño limpian y adornan las tumbas y gavetas de sus seres amados; para algunos este es un día negro y lleno de tristeza, mientras que para otros es un día cargado de alegría en el que más que celebrar a la muerte, se festeja a la vida, tal y como lo comentan algunos ciudadanos.
"Se siente triste uno por los recuerdos, porque cada año visitamos a nuestros difuntos pero también celebramos que ellos ya están en un mejor lugar", comentó Isabel García, que cada año acude al panteón de San Nicolás para visitar a su padre.
“Es alegría porque se está con la familia que ya se fue y aunque también es triste y difícil entender las cosas, venimos a visitarlos porque así están hasta más felices ellos’, dijo Alfonso Ayala.
Esta tradición los mexicanos la llevamos en la sangre ya que es celebrada desde hace siglos, por nuestros antepasados prehispánicos que veneraban las almas de sus muertos que se encontraban en el Mictlan, representación del inframundo para esta cultura.
Está fiesta sólo nos confirma la peculiar relación que tienen los mexicanos con la muerte, mientras que en otras culturas, evitan el tema, nosotros en cambio la frecuenta, la festeja y por su puesto la mira a los ojos.
