Entre velas, veladoras, fogatas, flores, música, alimentos, bebidas y convivencia en las tumbas, pobladores de San Juan Ixcaquixtla velaron a sus muertos en el panteón municipal. Una tradición que ninguno de los presentes recuerda cuándo y cómo inició.
En esta ocasión, ni la lluvia impidió que los pobladores de los barrios de Cuatro Rayas, Victoria, Ixtiopan, Rancho Chico y Barrio de Dolores, acudieran a velar a sus difuntos, pues se tiene la creencia de que el 1 y 2 de noviembre Dios les da permiso a las almas para visitar a sus familiares vivos.
"Ponemos las velas para que la luz les alumbre el camino y puedan venir a visitarnos. Les adornamos las tumbas con flores para mostrarles que los recordamos y rematamos con más velas para agradecer el reencuentro", señala la señora María, quien asegura que desde pequeña su madre la traía a visitar a sus muertos. Actualmente dice tener 78 años de edad.
La lluvia fue un factor que afectó considerablemente para que la tradición se cumpliera, como cada año, menciona Catalina Miranda Basilio, de 76 años de edad, quien detalla que lo primero que hacen los visitantes es limpiar la tumba y luego poner las velas, que les ayudan a llegar a sus muertos. "Después levantamos las velitas, tendemos la flor hasta que se apagan las velas. (Ahora) Nos agarró el agua, ya ni las recogieron. Se fueron".
Ella como el resto de los entrevistados, desconoce desde cuando siguen esta tradición.
"Cuando ya vine a despertar ya estaba así, ya era así".
ARP