Tienen mirada y ahora voz propia. Eran delegados de la sección sindical de CSIF-A en la Agencia de Medio Ambiente y Agua (Amaya) del Gobierno autonómico pero no les ha gustado que, según aseguraron ayer fuentes del colectivo a LA RAZÓN, la «dirección regional» de esa organización sindical haya intentado «imponer su criterio respecto al primer convenio colectivo» de esa entidad que ya provocó una huelga, como adelantó este periódico, a la que se suma una fuga.
«No estamos dispuestos a ser meras marionetas en manos de un órgano regional en el que priman intereses distintos a los de los trabajadores de la agencia», se explican, para añadir: «No podemos aceptar que no se respeten las asambleas internas en las que se decidió no apoyar un convenio en el que no se reflejan nuestras reivindicaciones como el reconocimiento de la antigüedad, los asuntos propios recogidos en el Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP), o que se garantice el empleo a la totalidad de la plantilla de la agencia, entre otras muchas». Y no se han quedado en el pataleo. «El 90 por ciento de los delegados de CSIF» ha decidido, «ante la imposibilidad de defender a los trabajadores de Amaya desde esas siglas», incorporarse a «las listas de la Unión Independiente de Trabajadores de Andalucía (UITA)», que sí ha demostrado, a su juicio, poner la defensa de las plantillas de Amaya por encima de «otros intereses políticos, institucionales, sindicales o personales». Fuentes de esos ex delegados de CSIF proclamaron estar «cansados de sindicatos de clase que al final están sometidos al sistema porque reciben subvenciones».
Sin embargo, desde CSIF-A anotaron que «no les han comunicado oficialmente» la salida. Aunque Joaquín Álvarez, su secretario general de Acción Sindical, matizó que no les «sorprendería» si llega a producirse en algún porcentaje porque ya «habían detectado que en varias provincias había quien no quería firmar» cuestiones ligadas con el convenio porque «estaban siguiendo las directrices marcadas por UITA, más que las de CSIF». Álvarez afirmó que su sindicato se decidió a apoyarlo después de que «la empresa se aviniera a renegociar condiciones» que, sus ya teóricos ex delegados, «habían exigido».
