Los futuros duques de Alba, Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo, por fin se han dado el «sí, quiero» este sábado, pasadas las doce y medía del mediodía, en los jardines del Palacio de Liria tras cinco años de noviazgo. La Reina Sofía, Ágatha Ruiz de la Prada y sus hijos: Cósima y Tristán, los marqueses de Benamejí y el príncipe Pierre d'Arenberg, entre otros, han sido algunos de los invitados que han presenciado el enlace.
Hasta el momento poco o nada se conocía del secreto mejor guardado: el vestido de la novia. Sofía Palazuelo no ha defraudado con su «look» nupcial. Para la gran ocasión ha confiado en su tía, la diseñadora Teresa Palazuelo, quien mejor conoce sus gustos y sus preferencias. Por eso ha optado por un vestido sencillo de organza, de manga corta, muy depurado sin grandes adornos y líneas rectas. Lo más llamativo ha sido la larga capa con la que le ponía el broche de oro al vestido.
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Finalmente no ha lucido ninguna tiara, como se llevaba especulando desde hace meses. Palazuelo ha optado por ir más sencilla y no lucir ninguna joya familiar. Ha preferido un elegante tocado de plumas blancas, firmado por Teresa Briz, y unos pendientes de brillantes. En cuanto al velo, era de la misma tela que el vestido.
Podría haber optado por un sinfín de joyas pertenecientes a la familia de su ahora marido, como es el caso de la tiara de la Emperatriz Eugenia que la Duquesa lució el día de su boda o la pulsera que llevó Genoveva Casanova cuando se dio el «sí, quiero» con Cayetano Martínez der Irujo.
El novio por su parte lució orgulloso un uniforme de gala de los Maestrantes de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, el mismo con el que su padre se dio el «sí, quiero» hace treinta años con su madre, en la catedral de Sevilla.
