Cuando Bernard Houssay recogió el Nobel de Medicina en 1947 animó al mundo a pensar en lograr grandes cosas, «porque sino sólo conseguiremos una parte de lo que se anhela». «Si soñamos muy alto, lograremos mucho más», dijo. Quedaban veinte años para que James Allison descubriera la CTL-4, una proteína que funciona como freno del sistema inmune y ayuda a las células cancerígenas a reproducirse. Y setenta años para que el Instituto Karolinska de Estocolmo premiara con otro Nobel de Medicina el trabajo de Allison y su colega Tasuku Honjo. Allison y Honjo son considerados los «padres» de la inmunoterapia, que aprovecha la capacidad del sistema inmune para atacar a las células cancerosas, y esta semana acaban de ser premiados con el Nobel de Medicina 2018. En este tiempo, la lucha contra el cáncer ha dado pasos de gigante gracias a personas como el tenor Josep Carreras que creen que «en algún lugar, una cosa increíble espera ser descubierta» y que ayer volvió a recordar que «para lograr grandes cosas, hay que soñar muy alto».
Lo hizo en la inauguración de la nueva sede del Instituto de Investigación Josep Carreras, el centro científico más grande de toda Europa dedicado a investigar hemopatías malignas, las más conocidas son las leucemias, los linfomas y los mielomas. Tras el proyecto, levandato al lado del Hospital Germans Trias i Pujol y en el que se han invertido 26 millones, está el arquitecto Eduardo Talon, que ha cumplido con una obsesión que tenía el director científico de la Fundación Josep Carreras, Evarist Feliu, que hubiera un espacio para tomar café en cada planta. «Lo que no se arregla en la cafetería, no se arregla haciendo sesiones clínicas», decía ayer medio serio medio en broma durante la visita a este centro pionero en la lucha contra la leucemia, con máquinas revolucionarias capaces de analizar mil células en tres días. Feliu cuenta que le sorprendió la cantidad de espacios para reunirse que vio en el instituto de investigación biomédica Francis Crick de Londres y que quiere que los médicos, biólogos o bioinformáticos no se encierren en el laboratorio y hablen de ciencia.
Su otra obsesión es escuchar a los pacientes. Por eso la fundación apuesta por un trabajo transversal donde los médicos que tienen contacto con los enfermos y los investigadores forman un solo equipo. Los tres centros que actualmente tiene en marcha el Instituto de Investigación Josep Carreras están físicamente al lado de un hospital y un centro universitario. «No se puede crear un centro de investigación en un lugar donde no se atiende a los enfermos», apunta Feliu. «Es fundamental para acercar la investigación al principal beneficiario, el enfermo», añade el director científico del nuevo Campus ICO-Germans Trias i Pujol, Francesc Solé. Tanta es la conexión entre el Hospital Germans Trias i Pujol y el centro de investigación hay un tubo subterráneo a través del cual se lanzan las muestras de los pacientes con las que los científicos investigan. Por ahora, cuentan con un ejército de 150 científicos, pero la intención es ampliar la plantilla a 300 en los próximos años.
Solé quiso destacar el talento de su plantilla. La prueba es que el 75% del capital humano se financia con fondos competitivos, esto son becas como la que el Consejo Europeo de Investigación otorgó recientemente a Pablo Menéndez, el director del Campus Clínic del Instituto Josep Carreras para estudiar la leucemia linfoblástica aguda en recién nacidos. El otro campus está en el Hospital Sant Pau, que en 2019 inaugurará también un nuevo espacio de 700 metros cuadrados en uno de los pabellones modernistas. Los tres colaboran estrechamente con la Universidad de Barcelona y con la Autónoma de Barcelona. «Si traes talento, el talento te dará dinero», subrayó Feliu.
Entre los tres campus tienen 12 líneas de investigación, atienden cerca de 4.500 pacientes nuevos cada año, hacen el seguimiento a más de 31.500 enfermos y llevan a cabo más de 250 ensayos clínicos. Una prueba de su éxito es el descubrimiento de la doctora Ruth Risueño que ha encontrado un posible tratamiento para la leucemia mieloide aguda.
El «procés» atrasa la apertura
El primer equipo de investigadores entró en el nuevo campus del Instituto Josep Carreras hace un año. Debía haberse inaugurado el 20 de octubre de 2017, pero la deriva del «procés» lo impidió. Un año después, el actual president de la Generalitat hizo los honores junto al tenor. Ahora, esperan llenarlo de talento.