Thibaut Pinot mira hacia delante. Por eso ganó en los Lagos de Covadonga. Atacó a falta de seis kilómetros, aprovechó que está lo suficientemente lejos en la general para que los favoritos no sintieran como una urgencia saltar a por él para robarle unos segundos y evitar su victoria. Pinot es libre y así consiguió la victoria que le permite haber ganado ya etapas en las tres grandes.
Nairo Quintana sólo mira hacia atrás en busca de una ayuda que no siempre llega. Corre preso de sus propios miedos, del temor a perder lo que tiene sin pensar en lo que puede ganar. Por eso enfadó a Simon Yates, el líder, que demandaba un poco de colaboración, cansado de llevar al colombiano a su rueda. «Ha habido cero cooperación. Pero no ha habido discusión, sólo le preguntaba qué estábamos haciendo», explicaba el líder ya más calmado tras cruzar la meta. En carrera se le vio muy enfadado, haciendo un gesto a Nairo para que tirara hacia delante. Pero el colombiano no se movió. Tampoco lo hizo cuando se marchó Miguel Ángel López en los últimos kilómetros. Pidió la ayuda de Valverde y también estuvo cerca de acabar con la paciencia del murciano. «Acababa de entrar en el grupo. Nairo me ha dicho ''dale, dale'', pero tenía que coger un poquito de aire», decía Alejandro en la llegada. Aunque admitía: «Nos hemos dado una paliza todos. Nairo también». Después de trabajar para él, Valverde entró por delante en la meta, pero sin poder alcanzar las bonificaciones. Ya habían entrado Pinot, López y Simon Yates.
La indefinición de Movistar, como ya sucedió en el ascenso a Les Praeres, les costó perder unos segundos que podrían ser decisivos al final. El equipo ausme que Nairo es el líder, pero Alejandro se muestra más fuerte un día detrás de otro. También es mejor en la contrarreloj y ha superado los Lagos que era, en teoría, la etapa que menos le favorecía de todas las de montaña. Fue capaz, además, de recuperarse después de una crisis. Se reincorporó al grupo de los mejores y ahora parece en condiciones de vestirse de rojo después de la contrarreloj de Torrelavega. Nairo sólo hizo dos intentos de cerrar el hueco de los que marchaban por delante. Primero, cuando se marchó Miguel Ángel López a falta de siete kilómetros. Después, cuando Simon Yates quiso perseguir a Pinot y Valverde lo miró, se apuró en la persecución. Pero no hizo un esfuerzo de más.
Los 178 kilómetros de la etapa quedaron reducidos a los últimos ocho. La carrera comenzó cuando el grupo de los mejores dio alcance a Iván García Cortina, que quiso hacerse notar en su tierra. Todos atacaron. Menos Nairo, que siempre parece esperar un momento mejor. El líder, Simon Yates, también probó sus fuerzas, convencido de que no es el mejor en la contrarreloj. «Las diferencias son muy cortas y es posible que la Vuelta se decida en la contrarreloj. Espero estar bien, los demás no lo sé, lo veremos el martes. El mejor contrarrelojista puede que sea Alejandro Valverde, está muy fuerte. Todos llegamos igualados, pero para un pronóstico debo saber más del recorrido», aseguraba el británico.
De repente, Alejandro Valverde se ha convertido en el hombre al que todos miran. Kelderman, el mejor contrarrelojista de los candidatos, se dejó cuatro minutos en el ascenso a los Lagos y ninguno de los que quedan en la pelea es mejor que él en la lucha contra el reloj. Los primeros le buscan como el principal candidato. Quintana le sigue mirando para que le ayude. Pero no podrá tirar de él en la contrarreloj. Para Valverde, el rival es Yates. «Es el más fuerte», dice Alejandro del líder. La contrarreloj espera para decidir lo que las subidas en alto han sido incapaces de decidir.
