Una pedaleada de la Torre Eiffel a la Plaza del Eco con un gran periplo mediante (por el Edificio Coahuila y el Seminario) me regresó a los días en que llegué a vivir a la Ampliación Los Ángeles, calle Félix Ramírez. Yo tenía siete años y la colonia menos de haber pasado de rancho a fraccionamiento.
Llegamos en 1960. Nuestro primer invierno fue increíblemente frío. Casa enorme con paredes recién enyesadas y enormes ventanas aún sin cortinas que ese primer invierno se cubrió de periódico y engrudo a manera de rudimentario aislamiento. Nos cambiamos forzados por una familia en expansión que ya llegaba a los diez hijas e hijos. Diez que habrían de ser doce.
La casa más cercana era una aún más grande, de dos pisos, que hoy es un colegio. Se veía desde mi casa como se veía la Plaza del Eco cuyo domo cubierto de mosaico amarillo nos atraía. El techo del domo oscuro por dentro, quizá azul, tenía tachones plateados representando estrellas. Se podía aprender las constelaciones del firmamento parado en aquella cámara ecoica. Los fresnos, ahora añosos y enfermos, eran apenas unos adolescentes. La plaza estaba rodeada de solares vacíos.
Sigo viviendo en la Ampliación Los Ángeles, a espaldas de la casa que alojó mi infancia. Aún voy a la Plaza del Eco. Este jueves, en una noche adornada por truenos y relámpagos y bendecida por una suave brisa fresca, ahí llegamos a descansar. A comer elotes y paletas. Hice lo que siempre hago cuando estoy de nuevo ahí. Fui a revivir la maravilla del eco de mi infancia.
Me encontré una máquina estacionada bajo el domo y unos trabajos que lo están recubriendo de azulejo azul. La dualidad día/noche -cubierta amarilla, techo oscuro- se va a perder.
No lo entiendo. Me resisto a lo que apunta a ser otra de las reiteradas muestras de estupidez partidista de los partidos que nos han gobernado.
Cuando era alcalde Olmos se pretendió pintar de rojo al pensador de la Alameda, hubo protestas que lo impidieron. Cuando Riquelme, se quitó el Torreón y hubo manifestaciones. Hoy, unos cuantos vecinos protestan, solos. Me uno a ellos. Evitemos este atentado a nuestro patrimonio común.
Los vecinos en primera fila, cierto, pero nadie callado ante este atentado contra nuestro patrimonio.
fvaldesp@gmail.com / twitter.com/@fvaldesp