Esta semana Fernando Alonso anunció su próxima retirada de la Formula 1, pero lejos de desconcentrarle, el asturiano volvió a ser una pieza clave en el triunfo de Toyota en las 6 horas de Silverstone, una carrera en la que sus compañeros de la otra unidad de la escudería japonesa pusieron las cosas muy difíciles desde el mismo sábado durante la clasificación. Hoy mostraron una gran fortaleza desde los primeros compases de la prueba y a falta de una hora para el final todo apuntaba a que ganarían la tercera cita del calendario. El trio formado por Conway, Kobayashi y López lograba una ventaja de casi 20 segundos, una distancia que resultaría difícil de reducir.
Conway y Alonso, que sólo realizó un relevo que duró 1 hora y 48 minutos, protagonizaron los momentos más tensos con una persecución entre ambos coches que finalmente supuso un cambio de posiciones. Alonso entregó el coche en primera plaza, pero su compañero Nakajima la perdió poco después. La clave de la carrera se produjo en el penúltimo relevo, con Sebastian Buemi al volante del coche de Alonso y Kamui Kobayashi subido en el Toyota que hasta ese momento lideraba la prueba. Buemi se puso en modo “remontada” y lo que eran 16 segundos se convirtieron en apenas tres en menos de 30 giros. Kobayashi no aguantó la presión en la primera plaza y protagonizó una pequeña salida de pista que dañó el suelo del coche y provocó daños en el lateral. De esta forma Buemi lo tuvo más fácil para superarle y lo hizo cuando apenas restaban 50 minutos para terminar. Parecía increíble, pero el asturiano y sus compañeros subían de nuevo a lo más alto del podio cuando todo parecía que cruzarían la meta en segundo lugar. Tres de tres. O eso parecía hasta que los sendos Toyota no superaron la verificación técnica final y fueron descalificados por no cumplir el reglamento.
