La sonda Parker Probe será lanzada el próximo 11 de agosto, atravesando cerca de 144 millones de kilómetros con el propósito de situarse el 1 de noviembre a 6 millones de kilómetros del Sol. Nunca antes un objeto creado por el hombre había estado tan cerca del ancestral cuerpo celeste, facilitando al tiempo el estudio de los campos magnéticos, las partículas energéticas y los vientos producidos por la gran estrella.
Investigadores de la NASA aseguraron que Parker Probe "revolucionará nuestra comprensión del Sol. Nos ayudará a entender cómo las condiciones cambiantes de la estrella pueden afectar el sistema solar, la Tierra y otros planetas. Parker Probe viajará a través de la atmósfera del Sol, más cerca de la superficie que cualquier nave espacial anterior, enfrentando un calor brutal y condiciones de radiación extrema".
El complejo artefacto espacial, que fue desarrollado por el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins de EE. UU., podrá resistir altas temperaturas debido a tres avances tecnológicos nunca antes aplicados: un escudo térmico compuesto de fibra de carbono; un sistema de refrigeración de la matriz solar y un avanzado sistema de gestión de fallas.
Los líderes del proyecto expresaron que "siete sensores solares ubicados alrededor de los bordes de la sombra proyectada por el escudo térmico protegerán la nave espacial durante largos períodos cuando no se pueda comunicar con la Tierra".
Tres son las preguntas que espera esclarecer la misión y una de ellas es el misterio de la aceleración del viento solar y la constante salida de material de la estrella mayor, pues “A pesar de que captamos los orígenes del viento solar, sabemos que hay un punto, aún no observado, donde este fenómeno se acelera a velocidades supersónicas. Los datos muestran que estos cambios ocurren en la corona, una región de la atmósfera del Sol que sólo Parker podrá analizar”, afirmó la NASA.
El segundo objetivo será saber por qué la corona del Sol es más caliente que otras regiones del cuerpo celeste, ya que se sabe que la superficie del Sol está a una temperatura de 10.000 grados Fahrenheit, mientras que la corona, por razones desconocidas, es cientos de veces más caliente.
Finalmente, la tercera incógnita que la sonda busca aclarar será el conocimiento sobre el funcionamiento del mecanismo de aceleración de las partículas energéticas solares. “Al estudiar a nuestra estrella, podemos aprender no sólo más sobre el Sol (…) También podemos aprender más sobre todas las otras estrellas en toda la galaxia, el universo e incluso los comienzos de la vida”, aseguró Thomas Zurbuchen, el administrador asociado de la Dirección de Misión Científica de la sede de la NASA.
Redacción NTN24
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