La situación política ha dado un vuelco según la “sondeocracia” que rige entre elecciones por efecto de las encuestas. El CIS acaba de hablar. Era interesante conocer lo que ha supuesto la llegada del socialista Pedro Sánchez a La Moncloa después de la moción de censura que apartó a Mariano Rajoy de la Presidencia del Gobierno.
Pues bien, según nuestro organismo sociológico oficial, ahora dirigido por el discutido por falta de independencia José Félix Tezanos (que hasta hace unos días ha sido secretario de Estudios y Programas en la Comisión Ejecutiva Federal socialista y que amagó con compatibilizar ambos cargos), los españoles nos apuntamos a caballo ganador: El PSOE ha pasado a ser la primera fuerza política rozando el 30% de intención de voto, prácticamente ocho puntos más que en la anterior encuesta, y aventajando al PP, con el mismo porcentaje que Cs, en casi 10 puntos. Podemos continúa en caída libre y baja del 16%.
El trabajo de los encuestadores del CIS ha sido realizado apenas un mes después de estrenarse el Gobierno de Sánchez, durante los primeros días del mes de julio. Sin embargo, naturalmente, no llega a reflejar nada sobre el “efecto Casado” que haya podido tener la llegada del nuevo presidente del PP como sucesor de Rajoy, por más que sí ha coincidido con los primeros compases de las primarias populares en las que salieron catapultados hacia la segunda vuelta Soraya Sáenz de Santamaría y el propio Casado, que a la postre resultó vencedor. En España, actualmente, cambia tan rápido el panorama político que cualquier fotografía demoscópica sobre el estado de ánimo de los ciudadanos inmediatamente queda desenfocada por los nuevos acontecimientos.
Suele decirse que lo importante, más que los resultados, son las tendencias que descubren las comparaciones de los sondeos en el tiempo. Aunque, si hay que ser sincero, este tipo de estudios, desde hace mucho, permítanme el lenguaje coloquial, “fallan más que una escopeta de feria”. Además de poner en cuestión la necesidad de mantener organismos públicos de tan limitada funcionalidad. Y más cuando levantan sospechas dirigidos por personas de clara adhesión ideológica.