Draghi se ha mostrado optimista, pero prudente. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, hA saludado el acuerdo entre el presidente de la Comisión Europea (CE) Jean-Claude Juncker, y el presidente de EE.UU, Donald Trump, y ha dicho que es «una buena señal» porque muestra «la disposición a discutir asuntos de comercio en un entorno multilateral». Hace solo un mes, Draghi señalaba el peligro de una guerra comercial como el mayor riesgo a que se enfrenta la economía de la zona euro y ahora, si bien se alegra por el paso dado, evita cantar victoria definitivamente, señalando que «todavía es demasiado pronto para valorar el contenido del acuerdo» porque no conocen el contenido y advirtiendo que, de producirse, una guerra comercial cambiaría completamente el clima económico. «El riesgo sigue siendo prominente», ha lamentado.
Al margen de ese riesgo, Draghi considera que el crecimiento económico de la zona del euro es «sólido y amplio» y que la actual política monetaria expansiva asegurará que la inflación suba hasta algo por debajo del 2%. Es el tema del que más en profundidad se ha ocupado la reunión del Consejo de Gobierno de la entidad, en Fráncfort, debido al dato de mayo en la zona euro, mucho más alto de lo esperado –un 1,9% que después ha subido al 2% en junio–. Draghi ha vuelto a referirse a la inflación subyacente, mucho menos alta, y esperará a los datos de final de año para tener una perspectiva más completa. Confía en que la inflación de la zona euro convergerá con el objetivo del 2% incluso después de que terminen las compras de bonos y subraya que «todavía son necesarios estímulos monetarios significativos».
El calendario sigue siendo el mismo: el BCE va a reducir a la mitad las compras de deuda pública y privada en el cuarto trimestre, hasta 15.000 millones de euros mensuales, y las va a concluir a finales de diciembre, cuando habrá adquirido bonos por valor de 2,6 billones de euros. Draghi no ve motivos para cambios en la hoja de ruta y confirma que mantendrá los tipos «hasta al menos durante el verano de 2019», sin querer precisar cuándo termina el verano para el BCE.
En un momento de la rueda de prensa, el euro ha registrado una caída significativa. Fue cuando Draghi ha reconocido que en esta rueunión del Consejo no se ha discutido, siquiera mencionado, el asunto de las reinversiones. Los mercados cuentan con que el BCE siga reinvirtiendo en bonos al menos hasta dos años después de que haya concluido el programa QE con un vencimiento más a largo plazo, de forma que mantenga el perfil de vencimiento de su cartera de deuda. El hecho de que ni siquiera se haya hablado de esa posibilidad ha causado cierta inquietud.
Sexto aniversario del discurso que salvó el euro
Pero puesto todo en la balanza, el discurso de Draghi ha sido de trámite y de cierto optimismo. Incluso de satisfacción si tenemos en cuenta que ha mencionado la palabra «orgullo» cuando le han preguntado por el aniversario del «whatever it takes» de 2012. el presidente del BCE ha recordado que quedan reforms por hacer y ha dedicado los consabidos tirones de orejas a los gobiernos, tan r
eticentes a las reformas, pero ha dicho que también es un peligro «no reconocer lo mucho que se ha hecho hasta ahora» y ha justificado que «en circunstancias históricamente extraordinarias el BCE respondió con medidas también extraordinarias de política monetaria».