Al igual que la historia se escribe mal porque la cuentan los vencedores, la derrota también es difícil de explicar por los derrotados. En bolsa, el vencedor es quien tiene el control de capital, y el derrotado, a veces, es el accionista cuyos intereses no están alineados con los de quien toma las decisiones. Esta semana el director de uno de los grandes equipos de análisis que quedan en la banca española me hacia la siguiente pregunta, entre la reflexión y la maldad: ¿de verdad Repsol va a lograr con la compra de los activos eléctricos de Viesgo la rentabilidad que le hubiera ofrecido su participación en Gas Natural con el nuevo plan estratégico de Naturgy?