Por: Yirsandy Rodríguez | Senior Writer en BaseballdeCuba
EL ÚLTIMO SORBO de Santiago de Cuba en la postemporada de la Serie Nacional de Cuba parece cada vez más lejos, después de que perdieron por 4-2 en Cuartos de Final contra Villa Clara en 2010.
Quizás todavía lo recuerdes: Maikel Castellanos hundió la oportunidad de que las Avispas llenaran las bases rumbo a romper el empate a seis carreras en el inicio del 9th-inning. Héctor Olivera golpeó un bounce que traspasó al derecho Yolexis Ulacia en el montículo, y Castellanos se lanzó al home plate antes de ser interceptado por la mascota de Ariel Pestano, quien recibió el tiro bombeado del intermedista Yandrys Canto. De Castellanos haberse detenido en tercera base, Rolando Meriño -- quien llevaba 2-for-4 en ese juego -- habría entrado a la caja de bateo con las bases cargadas y dos outs, una excelente situación para intentar empujar a Santiago de Cuba directamente al Juego 7. Sin embargo, eso no pudo suceder, y es posible que aún ambas aficiones no hayan olvidado el desenlace final, con Aledmys Díaz tomando una base por bolas decisiva frente a los envíos del derecho Carlos Portuondo.
Desde entonces, las Avispas han jugado para 241-298, con balance de 105-155 en partidos decididos entre una y tres carreras, admitiendo un diferencial de menos-87. Si reducimos ese filtro hasta las decisiones por solo 1-carrera, el diferencial mejora un tanto hasta menos-25, pero aún sigue siendo negativo junto al récord general de 48-73. En ese sentido, está claro que los tres parámetros de juego han decaído: La respuesta ofensiva ya no es tan despiadada como hace 10 o 15 años atrás, y el complemento defensivo no ayuda al pitcheo, dada la inestabilidad y los cambios de jugadores por posiciones.
Los relevistas de Santiago de Cuba han lanzado para 3.98 ERA en las últimas dos temporadas, pero el cuerpo abridor ha sido peor con 4.21. Como dijo el manager debutante Heriberto Rosales en la confección del equipo este martes: “Hay que minimizar los errores y sostener un pitcheo funcional, eso será clave para avanzar a la segunda fase y disputar medallas”.
Danny Betancourt resultará un brazo vital de experiencia para las Avispas. (Foto: Miguel Rubiera)
Sin dudas, la ayuda de los veteranos Dany Betancourt y Alberto Bisset será vital en un cuerpo de lanzadores jóvenes, encabezado nuevamente por la durabilidad del zurdo Ulfrido García y, esta vez, con el regreso de Alaín Delá y la presencia de Carlos Font como principales abridores. No estoy pensando que Santiago de Cuba tendrá una carrera superior al balance de 21-24 como en 2017 -- mejor que el 14-30 y 15-30 de 2016 y 2015, respectivamente --, pero veo un equipo que puede anotar carreras y apoyar a ese pitcheo con una formación defensiva más sólida. La propuesta trae, a su vez, velocidad y profundidad a la par. El trío de outfielders es bueno, con Yoelkis Guibert en el centro, apoyado de cualquier combinación de left y right como: Francisco Martínez y Rudens Sánchez, Sergio Bartelemy o Gelkis Jiménez.
En el infield, Adriel Labrada seguramente volverá al shortstop, con Ricardo Ramos en el pelotón listo para suplirlo o hacerse cargo de la antesala. Santiago Torres, Dasiel Sevila, Maikel Castellanos y Marlon Serrano podrían ser parte de una buena mezcla para cubrir segunda y tercera base, mientras Oscar Luis Colás y Edilse Silva deberán intercambiar quizás la inicial, un puesto del outfield o el turno de “DH”. Veo una buena composición ahí, con sangre joven y bastante equilibrio como para realizar una interesante carrera de 45 partidos. Sin embargo, la alineación titular que se conforme de este grupo deberá luchar contra las sombras de los últimos años, una tarea difícil si no tienes el poder de la verdadera “Aplanadora Santiaguera”.
¿De qué se trata? Demos un vistazo aquí a gran parte de los problemas ofensivos de Santiago de Cuba, agudizados en los últimos cinco años:
¿Qué tenemos aquí? Resultados generales a la ofensiva en puntuación de bdcWAR, BABIP, ISO, OPS contra lanzadores derechos y zurdos, OBP con corredores en bases y RISP, además de porcentajes de extra bases y rodados. Tal y como sabemos, Santiago de Cuba ha perdido el poder en un proceso que viene en picada desde 2010, pero los resultados de la pasada temporada no son los peores dentro de “lo gravedad”.
Mejoraron su capacidad para llegar a las bases y acumular corredores con ese .390 OBP/ROB, su BABIP dio un salto pequeño (de .297 a .299, casi dentro de la escala de los .300s) y el bdcWAR calculado por BaseballdeCuba resultó el registro más interesante desde el 63.9 de 2014. Estoy mirando, además, que se sintió el salto de las Avispas de .198 promedio en RISP, y quizás ese sea uno de los puntos que más haya empujado al trabajo ofensivo para aportar en esas siete considerables victorias más del año pasado.
Si este equipo puede alcanzar mejor OBP que ese .390 y alimentar el .277 BABIP con las bases vacías, estoy seguro de que su velocidad se sentirá más, y eso se traducirá en producción de carreras.
A pesar del compromiso que han hecho varios jugadores para la venidera 58 Serie Nacional, promoviendo la entrega y lealtad al juego, Santiago de Cuba necesita más unión y armonía de principio a fin en cada desafío. El reto seguirá siendo grande, pero ya es hora de que esta selección nos sorprenda más a menudo cuando demos un clic para ver los resultados de cada jornada.
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