«Vendimos que era del primo», afirma a Sandro Rosell un interlocutor desconocido. Ese primo al que hacen referencia en la conversación que ha difundido «El Confidencial» es Gerard, pariente de Eric Abidal, y que en 2012 donó parte de su hígado al secretario técnico del Barça. Abidal fue diagnosticado con un cáncer de hígado en 2011, pero tras ser intervenido pudo seguir jugando antes de que una recaída en 2012 le obligase a someterse a un trasplante del órgano. El defensa logró un donante, un primo del propio jugador. Sin embargo, el medio digital revela que intervenciones telefónicas realizadas en abril de 2017 han descubierto que Rosell y «uno o varios colaboradores», reconocen la compra ilegal, lo que dejaría en un supuesto montaje la donación inicial. En las conversaciones con alguien denominado «Juanjo», éste tilda de «hijo puta» a Abidal y Rosell le replica diciendo que es «un grandísimo hijo de puta». «Le salvamos la vida», añade. «Abidal, si estás sentado hablando conmigo es porque alguien te compró un hígado, ¿eh? Y no me hagas hablar más», recalca de nuevo «Juanjo». Todo el caso fue archivado en abril después de que el Juzgado número 28 de Barcelona remitiera una comisión rogatoria a Francia para contrastar si el donante había cobrado dinero, pero no recibió ninguna respuesta.
La compra ilegal es muy complicado que se dé en nuestro país, ya que es uno de los más garantistas en trasplantes. A pesar de todo, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) anunció ayer que ante la «gravedad de los hechos denunciados se ha iniciado una investigación interna en colaboración con la Organización Catalana de Trasplantes y el Hospital Clinic de Barcelona –el centro donde se realizó la intervención– para despejar las dudas». Y es que, como afirman fuentes de la ONT, «si Abidal engañó a todos y no era en realidad su primo, fue capaz de burlar todos los filtros».
Y es que el proceso por el que deben pasar donante y receptores es único en nuestro país. Hay controles en tres niveles para garantizar que la donación se realiza bajo los «principios éticos de altruismo y voluntariedad total», explicó este organismo.
Como asegura a LA RAZÓN Francisco del Río, coordinador de trasplantes de Madrid, «cuando un paciente necesita esta intervención, la última terapia a la que se acude es la donación de vivo. Sólo existe esta posibilidad con riñón e hígado». Una vez entra en la lista de espera, «es el médico el que suele proponer si algún familiar quiere donar».
Tras decidirse por esta opción «se hace un estudio de viabilidad donante-receptor», describe Del Río. Luego llegan los requerimientos legales. «Es un comité ético del hospital el que determina que se puede hacer y se hacen pruebas psicológicas y un informe psiquiátrico al donante», sostiene. Es una sesión clínica final la que da el «okey» médico. Con todo, coordinador, cirujano, donante y receptor acuden ante un juez a firmar que «no hay contrapartidas. Es el magistrado el que investiga que así sea».
