ba detrás de la pancarta que abría la manifestación del orgullo gay en Sevilla el pasado 23 de junio, sosteniendo el lema que decía «40 años luchando por la igualdad LGTBI». Trataba de ser uno más en este acto, pero su presencia pronto centró todas las miradas porque no estaba allí como un ciudadano más, sino como agente de la Policía Local uniformado. Este hecho ha generado una gran controversia en las redes sociales, donde las opiniones se dividen entre los que defienden que tenía derecho a expresar su apoyo a la manifestación porque así lo consagra su libertad constitucional a no ser discriminado por su orientación sexual, y los que entienden que el uniforme no puede usarse en este tipo de actos porque la Policía es una institución que no ha de participar en reivindicaciones sociales o de otro tipo.
La polémica ha ido creciendo en los últimos días porque dentro del propio Ayuntamiento se han producido discrepancias. Según las fuentes consultadas por este periódico, había un sector del gobierno municipal que no estaba de acuerdo con darle permiso al agente para participar uniformado en este acto, pero finalmente se le concedió, como él mismo ha publicado en sus perfiles de las redes sociales. El reglamento interno dice en su artículo 57, relativo a los derechos de los policías, que gozarán del «respeto de su intimidad, orientación sexual y propia imagen», algo por otra parte obvio porque así está recogido en la Constitución. Sin embargo, en el artículo 119, dedicado a la «prohibición del uso del uniforme», se indica claramente que «fuera del horario de servicio o de los actos que se deriven de sus funciones, estará prohibido el uso del uniforme, salvo en aquellos casos que autorice la Jefatura del Cuerpo».
En sus redes sociales, el agente ha publicado que «el pasado sábado tuve el honor de poder asistir correctamente uniformado al Orgullo LGTBI de Andalucía, con el permiso del Ayuntamiento y la Jefatura de la Policía Local de Sevilla». Por lo tanto, habría cumplido la norma. Pero eso no le ha liberado de las críticas, que él mismo analiza asegurando que tuvo «una sensación agridulce» porque «había muchas personas que aplaudían, se acercaron a darme las gracias, a decirme valiente, a hacerse fotos, pero también recibí críticas negativas que partían de la incomprensión de ese momento», ya que «había personas que hacían la foto desde lejos con cara extraña o de sorpresa, o en el peor de los casos casi con miedo».
El agente defiende que «la policía, por fin, 40 años después se coloca detrás de las pancartas» para situarse al lado de «personas que sufrieron en primera persona el rechazo, la intolerancia, y la discriminación de la sociedad de aquellos tiempos, personas que fueron encarceladas, perseguidas, maltratadas...». «Gracias a la lucha digna, justa y útil de esas personas, 40 años después yo podía asistir uniformado a tan importante evento», añadió el agente, que en su texto también aclara por qué quiso salir de uniforme: «Porque la policía también es diversa, también existen policías gays, lesbianas, transexuales, bisexuales, asexuales y pansexuales. En la policía y en todas las profesiones del mundo». A este argumento añade que «los policías somos los que garantizamos y protegemos la ley y los derechos de los ciudadanos» y «en ese evento se reivindican unos derechos humanos». «Queremos ser la policía de todos, no solamente de los heterosexuales, los cristianos, los blancos…», remata su explicación antes de valorar su situación personal: «Muchos conocéis el camino que he tenido que recorrer hasta llegar a este momento, y estoy dispuesto a ir más allá. No hubiera sido posible sin el apoyo, la ayuda, el compromiso y la aceptación de la gente que me rodea, mi novio, mi madre, mi familia, mi exmujer, mis compañeros policías, los políticos, autoridades, y entidades LGTBI».
Frente a esta postura se sitúa la del propio ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, una persona que ha declarado públicamente su homosexualidad y que, sin embargo, el pasado martes explicó que los policías no podrán manifestarse uniformados en la marcha del Orgullo Gay de este próximo sábado en madrid porque la normativa no regula el uso del mismo fuera de la jornada laboral, exepto el traje de gala permitido para casarse».
El Ayuntamiento le concedió el permiso al agente sevillano, como confirmaron ayer a este periódico fuentes del gobierno, pero internamente la discusión sigue abierta porque un amplio sector defiende que quien se manifiesta es la persona, no la institución.
