Con la sentencia dictada por la Audiencia Nacional por el caso Gürtel aún caliente y las elecciones municipales y autonómicas a un año vista, el PSOE está dispuesto a intentar sacar rédito político en Castilla y León. Los 3,7 años de cárcel con los que ha sido penado el que fuera vicepresidente de la Junta entre 1995 y 1999 y secretario general del PP en la Comunidad de 1992, Jesús Merino, por los delitos de cohecho, blanqueo y falsedad de documento mercantil son la percha a la que su líder en la región, Luis Tudanca, se ha enganchado, siguiendo la estela nacional marcada por Pedro Sánchez para hacer mella en el adversario político.
Así que, visto el fallo del Alto Tribunal, el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista no quiso dejar pasar la oportunidad. Pese a que en un principio no iba a formular pregunta de control al jefe del Ejecutivo autonómico, debido a la ausencia Juan Vicente Herrera en la sesión por estar acompañando al Rey Felipe VI en su visita a la localidad palentina de Aguilar de Campo, finalmente cambio de parecer. Con el fallo en la mano, Tudanca intentó ir más allá de los 29 condenados y extender responsabilidades y manchar la imagen tanto de Juan Vicente Herrera como del presidente regional del PP, Alfonso Fernández Mañueco. A ambos acusó de formar parte del «mismo árbol genealógico» y de la «misma familia» que los condenados y que Jesús Merino por más que intenten marcar distancias. Son sus «directos herederos», aseguró.
«No todos son corruptos»
«Están a tiempo, pero tienen que asumir alguna responsabilidad», instó al vicepresidente de la Junta, José Antonio de Santiago-Juárez, encargado de responder a la pregunta, y tras reconocer su convencimiento de que «no todos en el PP son corruptos». «La mayoría no lo son», afirmó Tudanca, para, a renglón seguido, acusarles de «cómplices y responsables» por «no» haber visto lo que estaba ocurriendo.
Al también secretario regional del PSOE parece que no le sirvieron las palabras del vicepresidente, pidiendo «perdón y disculpas» por lo probado en el fallo. «En el plano personal y político, los hechos probados en la sentencia me producen a mí y a la Junta tristeza, bochorno, indignación y decepción», reconoció De Santiago-Juárez, quien defendió que es en sede parlamentaria, como lo hizo este pasado martes él, donde debían disculparse. «Y hacerlo de forma humilde y con honestidad», añadió el también consejero de la Presidencia, quien también exigió a los condenados que «devuelvan lo robado».
«Diógenes de cerebro»
El vicepresidente de la Junta reclamó «respetar lo que dice y lo que no dice» la sentencia, en la que, recalcó, «no hay reproche penal ni civil» ni al PP a nivel nacional y en Castilla y León, como tampoco a la Junta, altos cargos y funcionarios de la administración autonómica. «Ésa es la verdad», recalcó De Santiago-Juárez, quien acusó a Tudanca de ser él quien «insulta», pues «es lo único que sabe hacer». Lo hizo después de que el portavoz del principal partido de la oposición recriminase a los populares, con Herrera y Mañueco como objetivo de sus críticas, que hayan estado «jaleando a los corruptos» y n haber dados las explicaciones requeridas hace «diez años» por los socialistas.
«Señor Tudanca, ha conseguido que el Partido Socialista de Castilla y León sea cada vez más invisible, irrelevante y mediocre porque usted tiene la cabeza llena de basura política», le reprochó De Santiago-Juárez, quien reprochó al portavoz socialista que, a lo fallado por la Audiencia Nacional siga «en la cabeza con la frase» de que Castilla y León es el «epicentro de la corrupción». Lo dice, aseguró, «porque tiene la cabeza llena de basura política, que es donde se mueve bien». «Tiene una Diógenes de cerebro», espetó De Santiago-Juárez al portavoz parlamentario del PSOE, a quien parece que poco la importaban las explicaciones de vicepresidente en un cara a cara inédito -debido a la ausencia de Herrera, con quien se suele medir Tudanca dialécticamente- , pues estaba más concentrado en mirar su móvil y en la conversación con su viceportavoz, Virginia Barcones, que en atender las palabras del consejero.
