Una operación conjunta entre los Mossos d’Esquadra y la Guardia Civil, con sus diferentes unidades, permitió solucionar dos delitos de un golpe. La investigación, que comenzó en diciembre, permitió, por una parte, liberar a una mujer brasileña de 25 años. Estuvo secuestrada durante tres meses.
Ambos cuerpos informaron que en total fueron detenidas cinco personas, aunque por diferentes motivos. Los arrestados son dos italianos, dos españoles y un holandés, por el citado rapto –dos de ellos– y todos por tráfico de drogas, como presuntos integrantes de una organización criminal.
Detención ilegal
La mujer estaba retenida contra su voluntad en un piso de Barcelona, en el distrito de Sants–Montjuïc. Sufría a menudo maltratos y agresiones sexuales, por parte de sus secuestradores. Aparte de estos dos delitos, se les acusa también de detención ilegal.
Todo empezó cuando la chica empezó una relación sentimental con el jefe de la banda. Luego vinieron los abusos, las agresiones y el rapto. Finalmente, la mujer pudo explicar su situación a una amiga que reside en Londres, por medio de una aplicación de mensajería.
En lo referente a los dos acusados por detención ilegal y agresiones sexuales, ingresaron en prisión tras pasar a disposición judicial. Los otros tres arrestados están a la espera, aunque todos ellos están investigados por tráfico de marihuana, y también por defraudar fluido eléctrico.
La investigación comenzó el 27 de diciembre, cuando los Mossos conocieron la situación de la mujer, por un correo de la Agencia de Cooperación Internacional a través del consulado de Brasil. La Policía Autonómica y la Guardia Civil crearon un equipo conjunto , que ese mismo día entró en el domicilio en el que estaba la mujer.
A partir de ese momento, los agentes comprobaron que la joven había estado retenida. Presentaba un estado de ánimo alterado, y diversas lesiones en la cara y el cuerpo, compatibles con las agresiones que denunció. Fue entonces cuando explicó lo que le había sucedido.
Relató que sufrió muchas ataques durante su secuestro, tanto físicas como sexuales, además de constantes amenazas, lo que finalmente le causó un cuado de agudo estrés emocional.
Después de comenzar la citada relación sentimental, la pareja se trasladó a vivir a Barcelona. El jefe de la banda es italiano. Una vez instalados en su nueva vivienda, el hombre le habría restringido la movilidad, y también la posibilidad de comunicarse copn personas del exterior del piso, aunque al final ella consiguió burlar esta situación y escaparse.
Asimismo, el hombre detenido también la obligaba a trabajar en el cultivo de las plantas de marihuana. Poco más tarde fue cuando, siempre la versión de ella, comenzaron las amenazas, agresiones físicas y sexuales por su parte, y también por parte de otro miembro de la organización criminal. Todo duró bastantes semanas.
