El juicio a la pediatra del hospital Virgen del Rocío de Sevilla acusada por la Fiscalía de dos delitos de falsedad y simulación de delito por la presunta «invención» de un caso de abusos sexuales a una menor de 14 años se ha aplazado en la mañana de este lunes. La suspensión se ha producido para enviarlo a la Audiencia de Sevilla, donde se encausan los delitos que implican penas mas graves.
Según han informado fuentes judiciales, el aplazamiento se ha decidido atendiendo la petición del fiscal (que pide tres años y un mes de prisión para la facultativa) para que el caso se remita a la Audiencia. En la sala del edificio Noga donde estaba previsto el juicio han estado presentes numerosos compañeros médicos de la pediatra encausada para apoyarla. La acusación del Fiscal ha provocado un movimiento de protesta en este colectivo médic
o, ya que numerosos pediatras consideran que se ve vulnerada su presunción de inocencia y que la acusada únicamente ha cumplido con su trabajo.
Según han confirmado fuentes judiciales, al comienzo del juicio, durante las cuestiones previas, el fiscal ha solicitado que el procedimiento se remita a la Audiencia ya que uno de los delitos de los que se acusa a la pediatra, el de falsedad, está tipificado con penas que pueden llegar hasta los seis años de prisión, según el artículo 390 del Código Penal. Y ello implica que su enjuiciamiento corresponde a la Audiencia de Sevilla en lugar de un juzgado de lo Penal. Por ello y después de que la defensa de la médico no se haya opuesto a dicha solicitud, el juez ha resuelto enviar el procedimiento a la Audiencia para que sea juzgado en esa instancia superior. Eso supone que tardará aún varias semanas en celebrarse. El hecho de que remitiera a un juzgado de lo Penal ha sido, según las fuentes, un error que se ha subsanado ahora.
La doctora iba a ser juzgada por dos delitos por la presunta «invención» de una denuncia sobre una supuesta agresión sexual a una niña a la que, por error, se le diagnosticó un herpes de transmisión sexual en la zona genital. La acusada abrió un parte judicial e insinuó que ese abuso podía haberse producido en el ámbito familiar. Otro médico determinó que el diagnóstico era erróneo y que la niña tenía una úlcera, agregando que «no existían indicios de infracción penal contra la libertad sexual».
En el juicio también estaban citados como testigos además de la propia menor, los padres de ésta, que no están personados en la causa ya que la investigación la inició el juzgado. La chica, que ahora tiene 17 años, declaró durante la investigación que nunca fue objeto de ningún abuso y que siempre pensó que todo era un error médico.