Prometen un trabajo lucrativo, un negocio fácil o recaudan donaciones para un pariente enfermo: son emails que llegan constantemente y que intentan engañar a quien los recibe.
Se trata del llamado “scam” o fraude por medios electrónicos, una forma específica de spam. “El spam o correo basura son los emails que se envían de forma masiva”, explica Matthias Gärtner, de la Oficina Federal de Seguridad Informática (BSI) de Alemania. Algunos llevan adjuntos con virus, otros quieren captar datos personales y otros son estafas.
Las direcciones las obtienen normalmente de agujeros de seguridad en tiendas online. Los criminales venden las listas de usuarios. “En general se trata de delincuentes que necesitan que alguien lave el dinero por ellos”, señala Gärtner, sobre lo que hay detrás del scam.
Funciona por ejemplo así: el emisor del mensaje dice necesitar ayuda de alguien para que transfiera una cantidad de dinero a una cuenta anónima porque sufre persecusión política en su país. Como recompensa por la ayuda, el que hace la transacción puede quedarse con una comisión.
“El dinero procede, sin embargo, de una fuente ilegal”, explica Gärtner, por ejemplo se hace con los datos sustraídos de una cuenta online o de tarjetas de crédito robadas. Si la maniobra es descubierta, el responsable de la transferencia puede tener problemas, incluso una denuncia penal, explica Hans-Joachim Henschel, que trabaja en la división de prevención del cibercrimen de la Oficina Regional de Baja Sajonia.
“Además, en caso de sospecha de lavado de dinero el banco bloquea la cuenta”, añade. Y como uno es el último eslabón conocido de la cadena, el dinero robado se devuelve desde la propia cuenta generando un enorme daño económico.
Existen fraudes similares con ofertas de empleo o inmobiliarias en las que el interesado tiene que desembolsar una suma inicial. En los portales de citas también hay muchos engaños. “La persona con la que uno empieza a salir necesita dinero con urgencia para pagar un tratamiento médico repentino o para su hijo”, indica Henschel.
“Los embaucadores son muy hábiles y engañan a sus víctimas con historias enormemente realistas”, alerta Harald Schmidt, de prevención criminal de la Policía alemana.
Pero ¿por qué cae la gente en estas trampas? La sicóloga de medios Astrid Carolus, de la Universidad de Wurzburgo, lo explica haciendo referencia a la llamada “ingeniería social”. “Los seres humanos son seres sociales”, indica. “Tienen necesidad de ayudar a otros y una tendencia a confiar en los demás”. Ante textos que despiertan nuestra compasión o nuestra codicia reaccionamos de forma más impulsiva que analítica. Caen en las trampas personas de todos los niveles educativos, sobre todo cuando los correos de la estafa van diseñados especialmente para ellos.
“Cuando suena demasiado bueno para ser verdad, en general no es bueno ni verdadero”, lo resume Gärtner. Además, señalando con el mouse sobre la dirección del emisor se puede ver si esta realmente coincide con la del presunto compañero de trabajo o pariente o si es una sucesión aleatoria de letras. Y siempre que sea posible, mejor llamar y hablar por teléfono con el presunto autor del mensaje antes de hacer nada.