Contradiciendo lo que ocurre en la cultura viva, es decir, la cultura que producen los creadores vivos, pero también la de los músicos y literatos muertos, existe un mercado de las artes plásticas que sigue floreciendo bajo el signo de la especulación. Me refiero al mercado de las obras de arte. Según el Art Market Report, en 2015 más de 310.400 empresas operaron en el mercado global de arte y antigüedades, empleando a 3,2 millones de personas en salas de subastas, galerías, negocios de marchantes y toda una serie de servicios de apoyo externos. En 2017 ese volumen de negocio movió ya más de 70.000 millones de euros en más de 40.000 transacciones.