Perder dos o más dientes a partir de los 45 años es un signo de alarma de una posible enfermedad coronaria, según ha puesto de manifiesto un estudio realizado por expertos de la Universidad de Tulane en Nueva Orleans (Estados Unidos), publicado en el 'American Journal of Infection Control' y presentado en las sesiones científicas de Epidemiología y Prevención, Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica de la Asociación Americana del Corazón.
Esto es, tal y como ha informado el autor principal, Lu Qi, independientemente de la cantidad de dientes naturales que tenga un adulto de mediana edad o de si se tienen factores de riesgo tradicionales para enfermedades cardiovasculares como, por ejemplo, la mala alimentación o la presión arterial alta.
Para realizar el trabajo, los científicos analizaron los datos de mujeres y hombres que habían participado en diferentes estudios americanos, con edades comprendidas entre los 46 y 69 años y que no tenían una enfermedad cardiaca. A todos ellos se les preguntó en un periodo de siete años sobre cuántos dientes habían perdido.
De esta forma, los científicos observaron que entre los adultos con entre 25 y 32 dientes naturales al comienzo del estudio, y habían perdido dos o más dientes durante el periodo de seguimiento, tenían un 23 por ciento más de riesgo de enfermedad coronaria en comparación con aquellos que no perdieron ninguno.
Asimismo, e independientemente del número de dientes naturales al inicio del estudio, el riesgo de cardiopatía coronaria aumentó un 16 por ciento entre los que perdieron dos o más dientes durante el período de estudio en comparación con aquellos que no perdieron ningún diente. Además, los adultos con menos de 17 dientes naturales (frente a 25 a 32 dientes naturales) al principio del estudio tenían un 25 por ciento más de probabilidades de desarrollar enfermedad coronaria.
Ep