La Juventus quería la prórroga y ahí encontró su perdición. El plan de Allegri era esperar a los treinta minutos extra y aprovechar los dos cambios que le quedaban para sentenciar. «El fútbol es impresionante», reflexionaba después el entrenador, porque no quería arriesgarse a recibir un gol sin tiempo para reaccionar y eso fue lo que exactamente sucedió. Esto y mucho más, porque no hubo prórroga, aunque los minutos de descuento se hicieron eternos y sucedieron más cosas que en los 180 previos. El árbitro se fue al punto de penalti y todo se encendió. El estadio, que por momentos había dejado de creer, lo volvió a hacer enganchado a la energía de Cristiano, otra vez protagonista por no cansarse nunca de intentarlo y dejarle el balón a Lucas dentro del área cuando el resto pensaba en lo que vendría después.
Con la decisión del colegiado entró en escena Buffon, como un poseso a gritar en la cara de Michael Oliver. «Pitar un penalti así en el 93 lo hace un animal. No tuvo sensibilidad. Debe tener un cubo de basura como corazón», lanzaba el portero, que vio la roja en el que posiblemente sea su último partido en Liga de Campeones. El Bernabéu lo despidió con aplausos, lo que teniendo en cuenta los momentos de tensión, dice mucho de la figura que se ha creado este portero de 40 años. Su técnico le justificó por su excesiva protesta y que le quitó la posibilidad de poder detener la pena máxima. «Es una reacción humana y comprensible, teníamos ante nosotros un resultado histórico y eran instantes de mucha confusión», explicaba Allegri que tuvo un encuentro con Sergio Ramos en el túnel de vestuarios.
El capitán estaba sancionado y vio el encuentro desde su palco, pero en los últimos minutos no aguantó más y bajó. Allí vio todo el desenlace y tuvo unas palabras con el entrenador italiano. «Le he preguntado y me ha dicho que era penalti claro. Yo le he contestado con un chiste, replicándole que el penalti es gris (justito)», contaba Allegri, derrotado, pero sin perder la sonrisa y la tranquilidad. El Madrid no pudo contar ayer con su capitán por acumulación de amonestaciones y habrá que ver si la UEFA le castiga por aparecer en el túnel de vestuarios, algo que prohibe el reglamento. Un posible problema que se confirmaría si aparece en el acta del delegado de partido.
Ramos discutía con Allegri, Buffon enfilaba el banquillo y el portero suplente Szczesny, le dio un beso y le dijo algo así como que lo iba a parar por él. No pudo cumplir su promesa porque Cristiano no entiende de presiones o momentos calientes y el portugués aguantó la eternidad que tardó en ponerse todo otra vez más o menos en orden. Marcó y estalló de alivio, sin camiseta y recordando que un partido así sirve de lección para lo que viene y que nunca hay nada hecho hasta el final.
Allegri no quiso detenerse mucho más en la acción y Zidane fue claro sobre el tema y sobre las palabras de Guardiola el día anterior. «No me interesa lo que está diciendo, ni voy a contestar, es una cosa del año pasado. Nosotros ganamos la Champions. Nunca me voy a meter con los árbitros y mira que he tenido ocasiones para meterme. Ha sido penalti y ya está», decía Zizou, al que la Juventus le cargó de razón tras sus avisos en la previa. Cambió su planteamiento al descanso colocando a Asensio y Lucas en el campo. El gallego le dio algo más de equilibrio al Madrid y la clasificación con su aparición al final. Sobre él cometió la falta Benatia justo antes de que todo estallara. Buffon, Ramos, un penalti... la Champions.