El despegue de la aerolínea Norwegian, que en 2016 amplió las hostilidades en Europa al largo radio con vuelos directos de París a Estados Unidos, una amenaza que se completó en 2017 con varias rutas desde Barcelona a las principales ciudades estadounidenses, ha desatado el apetito de uno de los grandes grupos aéreos globales. El coloso IAG, fruto de la fusión de Iberia y British Airways, y al que pertenecen también la española Vueling y la irlandesa Air Lingus, anunció ayer que no sólo ha adquirido un paquete accionarial del 4,61% sino que dicho movimiento responde a un interés mucho más voraz: hacerse con la totalidad de Norwegian.
Así lo reconoció el grupo hispano-británico a las autoridades en un comunicado en el que admite que esa inversión minoritaria «está destinada a establecer una posición desde la que iniciar conversaciones con Norwegian, incluyendo la posibilidad de lanzar una oferta de adquisición (opa) sobre la totalidad» de la aerolínea nórdica, con la que compite en el mercado europeo y ahora en los destinos transoceánicos hacia Estados Unidos.
Aunque IAG incide en que las negociaciones formales aún no han comenzado, lo cierto es que hace más de un año ya hubo un acercamiento entre ambas partes, según indican fuentes del sector a este diario. Las mismas fuentes señalan que los buenos resultados del grupo –con un beneficio de las operaciones en 2017 de 3.000 millones de euros sobre un total de ingresos de 23.000 millones de euros y 105 millones de pasajeros transportados durante el pasado año– han dejado al grupo con una posición de liquidez que casi le condena a hacer una operación de envergadura para no descolgarse de la pelea por el cetro europeo con la alemana Lufthansa, dueña del corto radio centroeuropeo tras sus últimas adquisiciones.
Una prueba de la caja de la que dispone IAG es la devolución de 1.000 millones de euros a través de la distribución de dividendos y del plan de recompra de acciones ejecutado durante el pasado ejercicio, un plan de recompra que en 2018 tiene previsto alcanzar los 500 millones.
Las fuentes consultadas apuntan a que los cálculos del grupo sobre el largo radio de bajo coste, una apuesta arriesgada del fundador de Norwegian, Bjorn Kjos, actual consejero delegado, es una de las principales causas de este movimiento. Aunque IAG, cuyo accionista de referencia es Qatar Airways (con una participación del 20%), ha tratado de entrar en este mercado con el lanzamiento de su propio sello para el largo radio de bajo precio, con el lanzamiento en 2017 de Level, la ventaja de Norwegian puede hacer más rentable su adquisición que la puesta en marcha de otra marca.
Con este movimiento, la firma que capitanea el británico Willie Walsh se garantizaría la hegemonía en las rutas del Atlántico Norte y en el largo radio para todos los bolsillos, y ganaría algo de terreno en las conexiones entre el norte de Europa, con Escandinavia al frente, y el resto del continente.
El plan de expansión de la aerolínea noruega le reportó pérdidas de algo más de 30,7 millones de euros el pasado año por los 116,8 millones de 2016. Los resultados negativos se concentraron en el tramo final del ejercicio, cuando Norwegian tuvo que hacer frente a la contratación de 200 pilotos de Ryanair y la formación de su nuevo personal.