El beticismo está feliz con la cuarta victoria consecutiva de su equipo, algo que no ocurria desde hace siete años. Sevilla es una ciudad bipolar: la virgen de Triana o la Macarena, Nervión o Heliópolis, Betis y Sevilla. Y entregada al fútbol, con todo lo que esto conlleva entre sus dos grandes equipos. Y hacía mucho tiempo que no se vivía con esta intensidad en todos los rincones sevillistas y béticos. Recuerdo la frase de Serra Ferrer, director deportivo del Betis, artífice de armar este equipo verdiblanco tan competitivo: «Ahora hay derbi, se acabó la hegemonía del rival», dijo. Y esto cayó como una bomba, pero el fútbol le está dando la razón. Ahí está ese 3-5 del Sánchez Pizjuán y la victoria en el Santiago Bernabéu en la primera vuelta 25 años después.
«Muscho Betis»
Con jugadores emblemáticos como Joaquin y Rubén Castro, que conectan con la afición, otra vez se vuelve a hablar de este Betis mucho y bien en este retorno a su esplendor. El «Musho Betis» está en la boca de los aficionados verdiblancos, que ven cómo su equipo está por encima del Sevilla, que golea en el derbi y que no es un equipo etiquetado con un nombre propio como antes con el régimen presidencialista de Lopera.
Hugo Salazar
Ahora los líderes son los jugadores con su entrenador Quique Setién. Los béticos ya pueden volver a sacar pecho ante el eterno rival después de muchos años sin poder hacerlo. Y esto se ha convertido en una religión. Ya lo era, pero todos vuelven a ser creyentes. Ésta es la parte del fútbol, pero también el día a día fuera del terreno de juego, donde béticos y seviillistas deben convivir con cordialidad y con esa gracia y sentido del humor tan espectacular en una ciudad maravillosa por todo. «Ahora Betis, ahora...» como dice la canción de mi entrañable Hugo Salazar.
